Teemo



Nunca me pareció una mujer agraciada. En un principio procuraba rechazar sus intentos de acercamiento. Cuando las condiciones me obligaron, para no parecer descortes, a hablar con ella, sólobusqué encontrar con quién tener una aventura; no me interesé en conocer quién era, cuales eran sus gustos, ni en su intelecto, pues hacía algunos meses había dejado de buscar el amor.
A pesar de miinicial negativa, aquellas conversaciones empezaron a ser más periodicas y sin darme cuenta se volvieron comúnes y amenas. Encontré alguien con quien me identificaba, parecidos gustos musicales,políticos, culturales y hasta la misma vocación profesional. Encontré a alguien con un mismo nivel intelectual (nivel que en ese tiempo pensaba era alto) o aún mayor al mío.
Las conversaciones, ahora diarias,ya no eran forzosas, las horas transcurrían y el tema de conversación no se agotaba, fluía con naturalidad y ambos encontrabamos en el otro un refugio cuando la noche nos cobijaba. Podía cerrar losojos y no quedar dormido, su voz hacía que pensara en viajes y actividades juntos, un futuro con ella. Sentía dobaldos mis ánimos y capacidad para hacer las cosas, a pesar de que mi rendimientoacadémico bajara por estar pensando en cada momento cuando volvería a escucharla; también hizo que me convirtiera en una mejor persona, con sólo unas cuantas razones era capaz de hacerme cambiar de parecer yde accionar, siempre le agradeceré que usara esa capacidad para mi bien y no se aprovechara de mi debilidad. Sin estar buscandolo había encontrado el amor y no supe cómo llegué hasta ese punto.
Eltranscurrir del tiempo, la distancia, mi falta de dinero y tal vez mi miedo, impidieron que pudiera verme con ella por segunda vez. Tantas conversaciones acumuladas hicieron (creo que esa fue la razón)que el tema se tornara forzoso y ya no disfrutaramos explorando juntos. Cierto día ella tomó la desición de alejarse y pedirme que la olvidara. Cualquier posible forma de contacto, para saber de...