TEMA 2

«La Antigliedad, la Edad Media, el Renacimiento pes an sobre nosotros; pero somos los descendientes directos del siglo XVIII»l ~Tenia raz6n
Paul Hazard cuando escribia estas palabras? Hoy, cincuenta afios mas
tarde, arriesgariamos aun una respuesta afirmativa, aunque mas matizada. La semantica parece confirmarla: raz6n, civilizaci6n, tolerancia, progreso; todas esas ideas fuerza de laWeltanschauung (visi6n del mundo)
ilustrada, siguen siendo un patrimonio axio16gico ampliamente compartido. No es ningun desprop6sito afirmar que los albores de la modemidad se siruan en el siglo XVIII y es dificil sobrevalorar la importancia hay,
de la herencia ilustrada, incluso en paises ajenos en aquella epoca al
movimiento cultural de las Luces. Aunque la modernidad, en estos ultimos afios, seaseriamente cuestionada desde diversas perspectivas.z Si
pocos testimonios hay tan reveladores de la cultura y sociedad de una
epoca como la imagen que esta se forma de su pasado, veamos que nos
ensefia, sobre la sociedad europea de la Ilustraci6n, la historia que se
escribe y se lee en el siglo XVIII.3 Ciertamente, hemos de estar atentos a
multiples registros. Por una parte, alas innovaciones especificas-la
modernidad- de esa historia que hacen Montesquieu, Voltaire y Gibbon;
por otra, a la continuidad profunda en la manera de escribir y pensar el
pasado, si nos atenemos alas obras de la mayoria de los historiadores.
Hemos de prestar atenci6n a la unidad de esa republica de las letras que
tiene en el frances su lengua internacional y a la diversidad europea no
menos patente, sobre todo en nivelesculturales inferiores4 Ademas, si bien
la Europa del siglo XVIII cambia lentamente, como en general la de todo el
Antiguo Regimen, no es igual el panorama de los primeros decenios de
1. Paul Hazard en la introducci6n de su obra El pensamiento europeo en el siglo XVIII,
Madrid, Alianza, 1985, p. 9. La edici6n original francesa es de 1946.
2. Es un signicativo testimonio de este nuevo clima que G.G. Iggers se haya interrogada sobre «Das Ende der Aufklarung?» [iEI fin de la Ilustraci6n?1 en el epigrafe conclusivo
de su recentisimo libro Geschichtswissenschaft im 20. ]ahrhundert. Gotinga, Vandenhoeck
Ruprecht,1993.
3. Resulta oportuno reiterar aqui una de las citas que figuran en el frontispicio de esta
obra: «Une societe ne se devoile jamais si bien que lorqu'elle projette derriere elle saprope image»: Carbonell, Charles-Olivier: L'historiographie, Paris, 1981, p. 4
4. Testimonios muy expresivos de esa hegemonia del frances son las cuestiones que
la Academia de Berlin proponia como tema de premio para el ana 1784: «Que ha hecho
de la lengua francesa la lengua universal de Europa? iPor que merece esa prerrogativa?
iES de suponer que la conserve?».

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la centuria (en los inicios de la Ilustraci6n) que el del crepusculo del sigJo, cuando el clima cultural respira ya romanticismo y los nacionalismos
plantan cara abiertamente al cosmopolitismo galocentrico.
Esta introducci6n y los textos escogidos queel lector encontrara despues, deben contribuir a un mejor conocimiento de la Europa ilustrada.
Pero tambien, a la inversa, refrescando nuestro conocimento de ese contexto hist6rico global, comprenderemos mejor esa historiografia. En la
visi6n del pasado de la historiografia ilustrada se expresa toda la
autoconfianza y el espiritu de conquista a la vez de una elite europea,
de procedenciaaristocratica 0 burguesa casi siempre, que quiere reformar 0 transformar la sociedad. Esa confianza se acrecienta con la contemplaci6n de la expansi6n del comercio y la navegaci6n, el notable avance cientifico, una relativa paz (al menos en comparaci6n con las
extenuantes y prolongadas crisis belicas del siglo xvn) y la progresi6n
europea en dominios geograficos que hasta entonces eran terra incognita...