Temas varios
Por Enrique M. Martínez*
Mas de 40 años después de la creación simultánea del INTA y del INTI está claro que ambos organismos han tenido un desarrollo dispar. No solo haydiferencias presupuestarias notorias –a favor del INTA-, de instalación territorial –el INTA tiene al menos una estación experimental en cada provincia argentina y el INTI solo en 8 de ellas, amén devarias delegaciones regionales-, sino también de instalación pública y al interior de cada uno de los respectivos sectores –también a favor del INTA-.
A nuestro juicio, las causas de esasdisparidades son varias. No es el objeto de esta nota analizarlas, salvo en un punto que constituye una creencia habitual entre los empresarios, y que forma efectivamente parte de la justificación: latecnología agropecuaria es abierta y de rápida difusión. Ya que quienes trabajan la tierra producen bienes homogéneos, con escasa o nula diferenciación, y en definitiva concurren a un mismo mercado para vendersus productos, los que apenas son transferidos pierden identidad, no tendría sentido tener secretos. En tales condiciones, solo tiene sentido estudiar todas las maneras posibles de aumentar laproductividad de cada semilla puesta en el suelo y sacar el mejor provecho de la propia parcela, asumiendo que no se puede influir individualmente sobre el precio ni sobre la demanda de lo producido.
Encambio en la industria –se dice– la tecnología puede ser utilizada con un rédito diferencial más singularizado. Un proceso más eficiente desplaza al competidor por permitir un menor precio de venta. Unproducto con mejor diseño permite vender mas y tal vez mas caro, con mayor ganancia. Por lo tanto, cada empresario industrial es más reticente a compartir sus conocimientos y una institución como elINTI solo puede –podría– atender caso por caso y aún así, en términos de la mayor confidencialidad.
Sin embargo, creo que después de casi 250 años que las ideas de Adam Smith, comenzaron a...
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