Temas varios
Habiéndome criado en una familia fiel y activa de Santos de los Últimos Días, jamás pensé que un día uno de mis hijos se apartaría de la Iglesia. Mi esposo y yo nos casamos en eltemplo y con el tiempo tuvimos siete hijos. Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance por obedecer el consejo de los profetas: les enseñamos el Evangelio, les compartimos nuestros testimonios,asistimos juntos a las reuniones dominicales, efectuamos la noche de hogar, oramos a diario por la mañana y por la noche, y leímos las Escrituras en familia; sin embargo, nada de eso evitó que nuestrohijo se alejara de la Iglesia. En mi dolor, acudí al Señor en busca de fortaleza, y llegué a entender más claramente el papel que el albedrío juega en nuestras vidas, pero, aun así, me preguntaba: “¿Quémás puedo hacer? Sin duda tiene que haber algo que yo pueda hacer para que él vuelva a la verdad”. En oración pedía por nuestro hijo, pero me parecía que no hacía lo suficiente. Seguramente, si yodemostraba la fe necesaria, él cambiaría, ¿no? En eso pensaba una noche cuando me fui a acostar. El Padre Celestial tuvo a bien contestar mis interrogantes por medio de un sueño, un sueño que fuesencillo pero que para mí tuvo profundo significado. En el sueño me encontraba en medio de mi huerto; había plantado y regado las semillas, pero las plantas aún no empezaban a germinar. En mi sueño les dijea mis plantas que
crecieran. ¡Las fastidiaba para que crecieran! Entonces me empecé a reír de mí misma; la sola idea de tratar de que mis plantas crecieran diciéndoles que lo hiciesen me resultabatotalmente absurda. Entonces me desperté. De inmediato comprendí el significado del sueño. Mi hijo era la semilla que yo trataba de obligar a crecer, pero de la misma forma en que no podía hacer quelas semillas crecieran, no puedo hacer que mi hijo cambie. Dios ha puesto en el interior de todas las semillas de mi huerto la habilidad de crecer, y es Él quien dirige el crecimiento de cada...
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