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A pesar del éxito tan ansiado durante años por Jorge Ibargüengoitia y que alcanzó por fin con El atentado, ésta fue la última obra teatral que escribió. A pesar, también, deobtener un premio en el ámbito internacional, El atentado no se representó en México durante largo tiempo (se estrenaría hasta 1975), ya que el Gobierno consideraba que eltratamiento de la obra hacia Álvaro Obregón (personaje de la Revolución Mexicana), era irreverente. Sin embargo, tras esta obra Ibargüengoitia halló idóneo el camino de la novela, quienjustificó así el cambio de forma de escritura:
El atentado me dejó dos beneficios: me cerró las puertas del teatro y me abrió las de la novela. Al documentarme para escribir estaobra encontré un material que me hizo concebir la idea de escribir una novela sobre la última parte de la Revolución Mexicana basándome en una forma que fue común en esa época enMéxico: las memorias de general revolucionario (Ibargüengoitia, 1985).

En el último artículo que en vida escribió Jorge Ibargüengoitia, en el cual retoma el recuerdo de un autornorteamericano (cuyo apellido real es Botsford) que se supone vino a México contratado por la CIA para comprar escritores mexicanos (y que sirvió originalmente como tema del relato“Conversaciones con Bloomsbury”, del libro La ley de Herodes), aparece muy veladamente la evocación del guanajuatense sobre cómo abandonó el teatro:
... cuando recuerdo nuestraamistad, que fue tan confusa, llego siempre a la conclusión de que para mí fue benéfica. Hay tres cosas que le agradezco: él fue quien me aconsejó dejar el teatro y escribir unanovela, antes que Los relámpagos de agosto fuera premiada en Cuba él arregló que varios capítulos fueran publicados en una revista brasileña... (Ibargüengoitia, 1983, p. 44).