Tengo Miedo Torero Pedro Lemebel

Páginas: 5 (1184 palabras) Publicado: 28 de junio de 2012
Tengo miedo torero
Pedro Lemebel
Al entrar, escuchó la aguja del pic-up chirriando sorda al final del disco, y más allá, tirado como un largo riel sobre los almohadones, Carlos roncaba profundamente por los fuertes ventoleros de su boca abierta. Una de sus piernas se estiraba en el arqueo leve del reposo y la otra,colgando del diván, ofrecía el epicentro abultado de su paquetón tenso por el brillo del cierre eclair, a medio abrir, a medio descorrer en ese ojal ribeteado por los dientes de bronce del marrueco, donde se podía ver la pretina elástica de un calzoncillo coronado por los rizos negros de la pendejada varonil. Sólo un pequeño fragmento de estómago latía apretado por la hebilla del cinturón, unamínima isla de piel sombreada por el matorral del pubis en el mar cobalto del drapeado blujin. Tuvo que sentarse ahogada por el éxtasis de la escena, tuvo que tomar aire para no sucumbir al vacío del desmayo frente a esa estética erotisada por la embriaguez. Allí estaba, desprotegido, pavorosamente expuesto en su dulce letargo infantil, ese cuerpo amado, esa carne inalcanzable tantas veces esfumándoseen la vigilia de su arrebato amoroso. Ahí lo tenía, al alcance de la mano para su entera contemplación, para recorrerle centímetro a centímetro con sus ojos de vieja oruga reptando sedosa por el nervio aceituno del cuello plegado como una cinta. Ahí se le entregaba borracho como una puta de puerto para que las yemas legañosas de su mirar lo acariciaran a la distancia, en ese tacto de ojos, en esealiento de ojos vaporizando el beso intangible en sus tetillas quiltras, violáceas, húmedas, bajo la transparencia camisera del algodón. Ahí, a sólo un metro, podía verlo abierto de piernas, macizo en la estilizada corcova de la ingle arrojándole su muñón veinteañero, ofreciéndole ese saurio enguantado por la mezclilla áspera que enfundaba sus muslos. Parece un dios indio, arrullado, por las palmasde la selva, pensó. Un guerrero soñador que se da descanso en el combate, una tentación inevitable para una loca sedienta de sexo tierno como ella, hipnotizada, enloquecida por esa atmósfera rancia de pecado y pasión. No lo pensaba, ni lo sentía cuando su manogaviota alisó el aire que la separaba de ese manjar, su mano mariposa que la dejó flotar ingrávida sobre el estrecho territorio de lascaderas, sus dedos avispas posándose levísimos en el carro metálico del cierre eclair para bajarlo, para descorrerlo sin ruido con la suavidad de quien deshilacha una tela sin despertar al arácnido. No lo pensaba, ni siquiera cabía el nerviosismo en ese oficio de relojero, aflojando con el roce de un pétalo la envoltura apretada de ese lagarto somnotiento. Ni lo pensaba, dejándose arrastrar abismoabajo, marrueco abajo hasta liberar de ataduras ese tronco blando que moldeaba su anatomía de perno carnal bajo la alba mortaja del calzoncillo. Y ahí estaba por fin, a sólo unos centímetros de su nariz ese bebé en pañales rezumando a detergente. Ese músculo tan deseado de Carlos durmiendo tan inocente, estremecido a ratos por el amasijo delicado de su miembro yerto. En su cabeza de loca dudosa nocabía la culpa, este era un oficio de amor que alivianaba a esa momia de sus vendas. Con infinita dulzura deslizó la mano entre el estómago y el elástico del slip, hasta tomar como una porcelana el cuerpo tibio de ese nene en reposo. Apenas lo acunó en su palma y lo extrajo a la luz tenue de la pieza, se desenrolló en toda su extensión la crecida guagua-boa, que al salir de la bolsa, se soltó comoun látigo. Tal longitud, excedía con creces lo imaginado y a pesar de lo lánguido, el guarapo exhibía la robustez de un trofeo de guerra, un grueso dedo sin uña que pedía a gritos una boca que anillara su amoratado glande. Y la loca así lo hizo, secándose la placa de dientes, se mojó los labios con saliva para resbalar sin trabas ese péndulo que campaneó en sus encías huecas. En la concavidad...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • tengo miedo torero de pedro lemebel
  • Ensayo de tengo miedo torero pedro lemebel
  • Tengo Miedo Torero-Pedro Lemebel
  • análisis de Tengo miedo torero de Pedro Lemebel
  • Tengo Miedo A Torero
  • Pedro Lemebel: La Marginalidad Y La Crítica Al Otro, En La Novela “Tengo Miedo Torero”
  • prueba de tengo miedo torero
  • Tengo Miedo Torero

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS