Teología Política

Para una crítica del «soberano»
Jorge Rodríguez

Por lo general, aquí desaparecía toda la lógica y triunfaba el «artículo»; el artículo estrangulaba, el artículo ponía cara de idiota, el artículo amenazaba, el artículo asesinaba y no perdonaba. Los magistrados eran juglares de la ley, sacerdotes de la letra muerta de los códigos, devoradores de acusados, tigres de la jungla austriaca que,según el número de artículos, medían el salto que debían dar para apoderarse del acusado.
Jaroslav Hasek, Las aventuras del buen soldado Schveik durante la Guerra Mundial

En el cuarto apartado de Homo Sacer, II, I. Estado de excepción, Giorgio Agamben reconstruye un debate sutil e intermitente entre Carl Schmitt y Walter Benjamin, latente en varios textos publicados entre 1921 y 1956 en torno alconcepto de «estado de excepción» –«Ausnahmezustand»-.1 En primera instancia se puede pensar que el dossier exotérico es nimio, sólo consta de unas cuantas referencias. Del lado de Benjamin, ha escandalizado su fascinación por el pensamiento «ius fascista»; en El origen del drama barroco alemán parafrasea la definición de «soberano» presente en la Teología política de Schmitt; incluso, en suCurriculum vitae –presentado en 1928- y en una carta dirigida al propio Schmitt en 1930 –que acompañaba a un ejemplar que le hizo llegar de su libro sobre el drama barroco alemán -, admitía cierta cercanía con el pensamiento del Kronjurist des Dritten Reiches; en dicho documento, Benjamin reconoce que Teología política jugó un rol fundamental en la definición de su pensamiento. En tanto, Schmitt lededica a Benjamin un breve excurso en su libro Hamlet o Hécuba, admitiendo una de las tesis más importantes de Benjamin: las implicaciones del estudio sobre el «soberano barroco» trascienden el ámbito estético2; además, en una carta fechada en 1973, le confía a Hansjörg Viesel que El Leviatán en la doctrina del Estado de Thomas Hobbes fue una respuesta a Walter Benjamin que permaneció inadvertidahasta ese momento.
Reducir este dialogo a la mera admiración intelectual es banalizar la resistencia sui generis que sostuvo Benjamin ante el nazismo y la participación activa de Carl Schmitt en la construcción del aparato legal del III Reich. En este sentido, se asume que la importancia de este debate reside en el dossier esotérico.3 Al proponer esta lectura entrecruzada, Agamben no sólo pretendeestablecer una mutua influencia entre la teoría reaccionaria y la praxis revolucionaria del interbellum, ni exponer los lugares comunes en la representación de la historia durante la República de Weimar, sino intenta establecer en esta relación paradójica el origen del concepto de «soberanía» de Schmitt como una reacción en defensa del Estado y el orden jurídico ante la «crítica de la violencia».La doctrina de la soberanía que Schmitt desarrolla en su Teología Política puede ser leída como una puntual respuesta al ensayo benjaminiano. Mientras que la estrategia de Para una crítica de la violencia estaba orientada a asegurar la existencia de una violencia pura y anómica, para Schmitt se trata en cambio de reconducir una tal violencia a un contexto jurídico. El estado de excepción es elespacio en el que busca capturar la idea benjaminiana de una violencia pura y de inscribir la anomia en el cuerpo mismo del nomos. No puede haber, según Schmitt, una violencia pura, esto es absolutamente fuera del derecho, porque en el estado de excepción ella está incluida en el derecho a través de su misma exclusión.4
Difícilmente, el texto de Benjamin, Para una crítica de la violencia –Zur Kritikder Gewalt-, pudo haber pasado desapercibido por Schmitt, ya que tocaba cuestiones sustanciales de su teoría. El ensayo fue publicado en 1921 en la revista Archiv für Sozialwissenschaften und Sozialpolitik. Schmitt publicó varios artículos en dicha revista entre 1924 y 1927, además sus notas al pie y el manejo de la bibliografía muestran que fue un asiduo lector desde 1915.5 Y aunque en el...