Terror de ausencia
Por Juan E. Guevara
El paso del Neoclasicismo al Romanticismo del siglo XIX trajo consigo una re-concepción del individuo, una recuperación del yo sensible, fuese amparado por religión o por radical escepticismo, que surgió en un admirable contexto socio-cultural y literario.
El trascendental giro del Siglo de Las Luces significó mucho más que una reforma socio-política,llegó hasta lo más profundo de la conciencia cultural y artística, marcó las pautas de las producciones y los estilos en su “amor por el buen gusto”, estructurando hasta los mismísimos detalles creativos. No obstante esta rigidez, tal como sucedió años atrás con el Barroco, terminó por hostigar, o peor aún, generar una reacción considerablemente agresiva.
El impulso con el que La Razón entró yarrasó, avasalladoramente, con los preceptos dogmáticos de antemano, no pudo controlarse, y en su afán por erradicar todo aquello que pudiese distraer al individuo de las causas ilustradas, desafortunadamente, afectó el espíritu sensible, o al menos la promoción y el fomento de éste.
El hombre, se encontró trasladado entre opuestos; por un lado salía del yugo dogmático ejercido (al menos enoccidente) por la religión y por el Absolutismo, para pasar a un ambiente carente de todo sentimiento, de toda espiritualidad, porque por más que se quiera, La Razón está imposibilitada de llenar ese vacío, por decirlo de alguna forma, metafísico.
Generó inevitablemente un descontento generalizado, y como si fuese poco, se dio en medio de una población con una cosmovisión reformada y consciente de sucapacidad de ejercer cambio. Así fue como consecuentemente se empezó a forjar un nuevo estilo, uno que retomase ésos valores místicos, y que pudiese devolver al individuo sus atributos sensibles y espirituales.
Fue durante un año sin verano, con la melancolía y el descontento, en medio de una exasperante angustia, ahora evidenciada incluso en el gris paisaje, que se alcanzó el clímax; y en medio declandestinas reuniones, se daba a luz un nuevo concepto dentro de la narrativa: nacía formalmente El Vampiro en el mundo literario, arrastrando tras de sí, todo un nuevo estilo, todo un nuevo angustioso sentimentalismo, un nuevo reflejo de aquello que moraba al interior del reprimido individuo espiritual.
Desde Polidori, en 1816, se acrecentó la corriente romántica del vampirismo, con unaespecial acotación en 1872 con la publicación de “Carmilla” de Joseph Sheridan Le Fanu.
Éste Texto, inspirado en importante medida en la leyenda de Elisabeth Bathory (La condesa Sangrienta), significó una importante pauta dentro del estilo vampírico, pues entre otras cosas, resaltaba los ámbitos eróticos que anteriormente, entre una mezcla de pudor y censura, habían sido cohibidos.
Laura narra suhistoria. La historia de su encuentro y experiencia con Carmilla, una vampiresa escondida tras una máscara de jovencita hermosa y grácil, aunque de andar lánguido.
Es un texto que transmite erotismo, que deja en el ambiente ése escalofrío que se da cuando se remueve aspectos de nuestra oscura inconsciencia, y que irrumpe de ahí en adelante con muchos otros aspectos; nos intoxica con un suspensolatente, cautivador; su lenguaje es decoroso, empero dosificado con sabiduría, no hostiga, y sabe despertar en el lector una melancolía amorosa, que también está presente en las costumbres mismas de los personajes.
Se desarrolla, como el estilo lo sugiere, en medio de un círculo aristocrático, ornamentado con lujos y convivencias forzadas, y de forma relativamente innovadora (pues ya se había dadoprecursiones, aunque no con tal firmeza) da especial importancia a la figura femenina, tal vez sugiriendo una suerte de homenaje, o por el contrario una disimulada misoginia.
Los panoramas son tan grises como la descripción narrativa lo permita, reflejando tanto la condición social de Europa en ese entonces, como la condición introspectiva del individuo, desesperanzado, desconcertado por las...
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