Teru
Páginas: 11 (2653 palabras)
Publicado: 15 de septiembre de 2015
Don Ciríaco Palma, hacendado rico, poseía dos estancias en el departamento de Cerro Largo: una sobre el Aceguá y otra sobre el rio Negro: separadas entre sí por una extensión de quince kilómetros, más o menos. Su residencia del Aceguá, la constituía una maciza y pesada construccion, especie de fortaleza a prueba de matreros. Allí pasaba las tres cuartas partes del año, encompañía de su hija Camila, único fruto de su matrimonio con Rudecinda Puentes, buena paisana que murió de tisis, según el médico, y de mal echado por su marido, según las gentes. Decíase en la comarca, que Rudecinda era extremadamente celosa, y muy enamorado don Ciríaco, al punto de tener un par de hijos en cada rancho de cada agregado, los que no bajaban de diez. Aseguraban también las gentes que norespetaba "pelo ni marca": que caían por igual blancas y negras, y que cuando recorría el campo y llegaba a un puesto, solían caer de rodillas, juntar las manos y pronunciar un "¿Santito?", rapazuelos de tez cobriza, nariz chata, ojos azules y cabellos rubios amolados. En vida de su mujer, don Ciríaco hizo un viaje a la estancia del río Negro para dirigir la esquila, y estuvo allí varios días.Concluida la faena, hubo fiestas: pasteles y tortas fritas, asado con cuero y vino a discreción. Por la noche se jugó al truco, hasta muy tarde: y doña Paula, mujer ya entrada en años, y que en sus mocedades había gozado fama de alegre y amiga de empinar el codo, acarreaba el mate amargo desde la cocina, e iba, de rato en rato, a llenar en la despensa la botella de caña que los jugadores vaciaban conrapidez increíble. Como la despensa –una troja– estaba a oscuras, doña Paula llenaba demasiado la botella, y por no llevarla chorreando, apuraba unos tragos en cada ocasión. No andaría muy bien cuando don Ciriaco, al recibir la calabaza, le dijo, con entonación entre reprensiva y cariñosa:
–Su mate está lavao, bieja.
–¿Y d'iai?– contestó ella, lanzando un regüeldo de caña. ¿Cómo quiere que estégüeno si hace dos horas que estoy trajinando de acá paya y ya se han tomado una sinfinidad de cafeteras de agua? Si no tienen las tripas verdes...
–Güeno, vieja ,no se enoje: baya a trair otra boteya de caña y no sebe más mate.
La mujer salió tambalenado y la partida de truco continuó encarnizada, gritando y embrollándose mutuamente, porque todos estaban borrachos.
Como la botella no volvía, donCiriaco, impaciente, se levantó y salió al patio. Gritó y no le respondieron. Entonces, dando traspiés, se dirigió a la despensa. Llamó y no obtuvo respuesta. Encedió un fósforo y vio a doña Paula tirada en el suelo, boca arriba, con la botella de caña en la mano. La pollera de percal, levantada, dejaba ver las piernas bien hechas y todavía incitantes.
Don Ciriaco la contempló hasta que el fósforo,quemándole los dedos, se le escapó y se apagó. Entonces, sin saber lo que hacía, se dejó caer, él también, sobre el pavimento de tierra de la troja.
Siete meses más tarde, Rudecinda daba a luz una hermosa y rolliza niña, y tres días después doña Paula moría de parto, dejando, como fruto del placer momentáneo saboreado en instantes de afrentosa borrachera, un niño débil, raquítico y con enormecabeza alargada. Mientras la niña crecía lozana y mimada en la estancia de Aceguá, el pobre sietemesino criado guacho en la del rio, se agrandaba poco a poco y sin vigor, como los molles en las infecundas hendiduras de la sierra. No tuvo otros juguetes que las "tabas" y "caracuces" que los perros abandonaban en el patio, ni otras caricias que los manotones de dos cuzcos canelos, únicos seres quejugaban con él, arañándole algunas veces, mordiéndole otras. A los dos años no caminaba y a los tres no articulaba sino una que otra palabra. Un día, el padre, que jamás le dio un beso, ni siquiera le tomó en sus brazos, decidió bautizarlo, aprovechando la visita del cura de la parroquia. Concluida la ceremonia, los concurrentes –don Ciriaco el primero– estuvieron de fiesta y holgorio, sin...
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