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En la sociedad de consumo en la que vivimos, todos y cada uno de nosotros jugamos un doble papel. Somos víctimas y victimarios. Recibimos cada minuto desde que abrimosnuestros ojos por la mañana, hasta que los cerramos por la noche, un constante bombardeo de la industria publicitaria que nos incita a consumir, que intenta generarnos nuevas adicciones, necesidades,deseos. Que prácticamente nos obliga a consumir productos y servicios cuya gran mayoría son para nosotros totalmente innecesarios.
Pero también permitimos que eso suceda, porque si bien hay casos enlos que las opciones son bastante complicadas de conseguir, o son antieconómicas o de baja calidad, también son muchos los casos en los simplemente nos dejamos convencer por el anuncio publicitario.El modelo industrial-consumista ha conducido a que las economías de los países más pobres dediquen gran parte de sus recursos, humanos y naturales, a la satisfacción del enorme consumo de lassociedades más industrializadas, incluso dejando de satisfacer las necesidades fundamentales de sus propias poblaciones.
Si bien se sabe a sociedad de consumo ambientalmente es insostenible, ya ni siquierapuede sostenerse sobre la desigualdad entre norte y sur, que hizo duramente muchos años las veces de compensadora de la presión sobre los recursos naturales que ejerce el consumo excesivo de los paísesmás ricos. Este consumo implica un aumento constante de la explotación de recursos naturales, que se están agotando, y por consiguiente exceso de residuos que ha colmado ya hace años la capacidad deabsorción del planeta.
Queda bien claro entonces por qué sería imposible que los países industrializados permitieran un aumento en la capacidad de consumo de los más pobres. Si la mayoría de lapoblación mundial alcanzara un nivel de consumo similar al de los países industrializados, los recursos de primera necesidad se agotarían para todos, en poco tiempo.
Las consecuencias sociales y...
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