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En este día tan frío, me siento invadida de una profunda alegría al reurnirme con ustedes y poder ayudarles, en este desafío tan grande, que hoy como estudiantes del último año de enseñanzamediadeben enfrentar; el de su vocación.

He decido aceptar esta tarea con ustedes, puesto que mi propia vocación es ésta. La de ayudarles a otros a encontrar su camino de felicidad. Sin embargohubo unhecho que hizo que aceptará con mayor entusiamo venir a este congreso.

Hace aproximadamente una semana llegó a mi consulta una joven, de unos 28 años, quien después de haber asistido a unmédicogeneral y de haberle practicado innumerables exámenes, éste decidió deribarla a un sicólogo.

Tenía manchas en las manos, las defensas bajas y cada vez se le caía más el cabello. Pudediagnosticar deinmediato un cuadro de stress y depresión. No obstante después de escucharle debí corregir mi evaluación.

Creo firmemente en que la mejor forma de mirar el presente, es mirandohacia el pasado. Lepropuse entonces que comenzara a contarme desde su niñez hasta hoy.

Una vida tranquila, sin mayores sobresaltos, con un padre y una madre presentes, dos hermanos, un buencolegio, bastanteestimulación, muchos amigos, un par de novios y un muy buen rendimiento escolar. Había estudiado ingeniería comercial, en la mejor universidad de su región, y hoy por hoy trabajabaen una importante instituciónbancaria, en donde recibía un buen sueldo que le permitía costear varios lujos, pero que sin embargo, no le hacían plenamente feliz. Eran en resumen los años queantecedian a esta muchacha.

¿A quiénno le gustaría tener una vida así?. Pues bien, he aquí el problema.

La vocación es una forma de expresar nuestra personalidad frente al mundo del trabajo, delestudio, y todos los ámbitos queconfiguran la vida. Que se manifiesta como disposición "natural" al realizar ciertas actividades y a preferir determinados ambientes y contextos de actividad.