Testamento de juan pablo ii
JUAN PABLO II
1920-2005
Totus tuus ego sum En el nombre de la Santísima Trinidad. Amén. «Velad, porque no sabéis el día en que vendrá nuestro Señor» (cf. Mt 24, 42)- estas palabras me recuerdan la última llamada, que tendrá lugar en el momento en que el Señor así lo quiera. Deseo seguirlo y deseo que todo aquello que hace parte de mi vida terrena me prepare para estemomento. No sé cuándo sucederá, pero como todo, también este momento dejo en manos de la Madre de mi Maestro: ‘Totus Tuus’.
En las mismas manos maternas dejo todo y Todos aquellos con los que me ha relacionado mi vida y mi vocación. En estas Manos dejo sobre todo a la Iglesia, y también a mi Nación y a toda la humanidad. Doy gracias a todos. A
6.3.1979
El testamento de JUAN PABLO II todospido perdón. Pido también la oración, para que la Misericordia de Dios se muestre más grande que mi debilidad e indignidad. Durante los ejercicios espirituales, he releído el testamento del Santo Padre Pablo VI. Esta lectura me ha impulsado a escribir el presente testamento. No dejo tras de mí alguna propiedad de la que sea necesario disponer. En cuanto a las cosas de uso cotidiano que me servían,pido que sean distribuidas como sea oportuno. Que los apuntes personales sean quemados. Pido que de esto se ocupe don Stanislao, a quien agradezco por su colaboración y su ayuda tan prolongada y compresiva. Todos los otros agradecimientos, en cambio, los dejo en el corazón delante de Dios mismo, porque es difícil expresarlos. Por lo que se refiere al funeral, repito las mismas disposiciones, que dioel Santo Padre Pablo VI (el sepulcro en la tierra, no en un sarcófago). «apud Dominum misericordia et copiosa apud Eum redemptio» Roma, 6.III.1979 Después de la muerte pido la Santa Misa y la oración. 5.III.1990
Hoja sin fecha:
Tengo la más profunda confianza en que, a pesar de mi debilidad, el Señor me concederá toda la gracia necesaria para afrontar, según Su voluntad, cualquier tarea,prueba y sufrimiento que quiera requerir de Su siervo, en el curso de la vida. Tengo también confianza en que no permitirá jamás que, mediante algún comportamiento mío: palabras, obras u omisiones, pueda traicionar mis obligaciones en esta santa Sede de Pedro.
24.II- I.III.1980
También, durante estos ejercicios espirituales he reflexionado sobre la verdad del Sacerdocio de Cristo, desde laperspectiva de aquel Tránsito que para cada uno de nosotros es el momento de nuestra muerte. La despedida de este mundo -para nacer en otro, en el mundo futuro, signo elocuente (decisivo)- es para nosotros la Resurrección de Cristo. He leído la grabación de mi testamento del último año, hecha también durante los ejercicios espirituales -la he comparado con el testamento de mi grande Predecesor y PadrePaolo VI, con aquel sublime testimonio sobre la muerte de un cristiano y de un Papa- y he renovado en mí la conciencia de las preguntas, a las cuales se refiere la grabación del 6.III.1979 preparada por mí (más bien de forma provisional). Hoy deseo agregar sólo esto, que cada uno debe tener presente la perspectiva de la muerte. Y debe estar listo para presentarse delante del Señor y del Juez -ycontemporánemente Redentor y Padre-. En este momento yo también tomo en consideración esto continuamente, confiando aquel momento decisivo a la Madre de Cristo y de la Iglesia, a la Madre de mi esperanza. Los tiempos en los que vivimos son indeciblemente difíciles e inquietantes. Difícil y duro se ha hecho también el camino de la Iglesia, prueba característica de estos tiempos, tanto para los Fielescomo para los Pastores. En algunos Países (como por ejemplo en aquel sobre el que he leído durante los ejercicios espirituales), la Iglesia se encuentra en un periodo de persecución tal, que no es inferior a aquella de los primeros siglos, es más, la supera por el grado de crueldad y odio. ‘Sanguis martyrum- semen christianorum’. Y además de esto, tantas personas desaparecen inocentemente,...
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