Testimonio

CON DERECHO A VIVIR
María Jiménez, vivía en San Francisco, un municipio de Colombia, localizado en la subregión Oriente del departamento de Antioquia. A sus 14 años, vivió lo que muchos niños de nuestro país les toca experimentar por habitar pueblos o lugares que son vulnerados por los grupos terroristas, lo que es la violación y el desplazamiento y en algunos casos como fue el de María deperder a sus seres queridos por asesinato.
Convivía con su madre y abuela en las veredas de aquel pueblo y siempre solía ir al parque a jugar con sus amigas, antes de la hora del almuerzo, pero lo que no sabía aquella niña, es que ese día sufriría una experiencia que le cambiaría la vida y que por ende tendría que dejar su hogar sin inexplicables razones, enfrentándose a la realidad citadina.
“unfuerte dolor en mi cabeza me despertó, abriendo mis ojos de golpe y volviendo a recobrar mis sentidos vi que estaba acostada en una silla y que al lado izquierdo había una calle sola y oscura, me asustó tanta soledad que de un brinco me levanté. Empecé a alejarme rápidamente de aquel sitio a refugiarme en otro a esperar a que fuera de día para poder conseguir ayuda, aquel dolor me agobiaba y nosabia que hacer. Una, dos, tres y muchas mas gotas de lluvia mojaban mi cuerpo, desesperada corrí y me tumbé bajo un plástico que estaba colgado en uno de los arboles que estaban allí, me resguarde y el sueño y el cansancio se volvieron enemigos de mi cuerpo desvaneciendo poco a poco la luz que entraba en mi ojos. Pasando un largo rato, unos rayos de luz fueron los causantes de mi ardua abiertade ojos, de un momento a otro iniciaron sonidos que perturbaron aquel silencio que había tenido. Pitos, gritos, personas caminando, perros ladrando. En ese momento me llené de más miedo de salir a enfrentarme a lo que podría haber allí afuera, respiré y cogí fuerzas de donde fuera y salí.
“Quítese niña”, tumbándome al piso un hombre ya de edad. Miré bien y estaba rodeada de un montón degente, desesperada al levantarme sentí una mano que se apoyaba en mi espalda y escuché –“¿niña que le pasó?, levántese”.¬-- “Si ve por estar tan elevada vea lo que le pasó”. Di vuelta y lo único que alcance a observar fue una mujer con la piel muy blanca como la sal, con ojos de un color azul como el cielo y su cara emanaba total tranquilidad y felicidad, de verdad no sabría como explicar tanta luzque tenia ella y tanta la tristeza que me da el no volver a saber de ella desde que me trajo acá a esta fundación. La verdad nunca supe su nombre, es más podría decir que ella fue mi ángel.
Agarró mi mano y luego de verme, inició unos segundos llenos de preguntas que se volvieron una odisea para mí, ocasionando una salida repentina de lágrimas seguida por una única respuesta “ayúdeme”. La carade ella pasó de ser algo bonito a algo un poco asustado, apretó mi manito y me hizo señas de que la siguiera. Empezamos a caminar rápido, la verdad no sabía donde íbamos, hasta que asustada le solté la mano con brusquedad y le pregunté “a donde me lleva?” ella me miró y me señaló un lugar. Al llegar allí, vi unas grandes puertas verdes que se abrieron ante mis ojos. --- “Bienvenidos a lafundación Ximena Rico”, era la vos de una mujer. Me acerqué más para ver quien había hablado y de improvisto al frente se me enfrentó la cara de una chica de ojos oscuros como el carbón, de una piel color chocolate, y una sonrisa que le hacia ver sus dientes blancos como las nubes, sonreía como si hubiese llegado alguien importante. Entre disimuladas risas yagradecimientos que se daban las dos mujeres que estaban conmigo, terminó que la señora de color negro, que ahora se llama Miriam, se acercó hacia a mi y me llevó a un salón. Observando cada cosa del salón, vi unas grandes ventanas donde entraba mucha luz, luego vi que sus paredes eran llenas de retazos de papeles de colores que daban la figura de un árbol, luego vi en el piso juguetes, colores,...