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En el fondo del más azul de los océanos, había un maravilloso palacio en el cual habitaba el Rey del Mar. Eso era una espléndida mansión de coral multicolor con ostras preciosas, y en ella vivíajunto a sus nueve hijas sirenas.

La Sirenota, era la más vieja y un poco fea, además poseía una voz espantosa; cuando cantaba acompañada de su chiflete, los peces huían a todas partes para noescucharla, las ostras se cerraban ocultando sus perlas para que no se rompan y las medusas al oírla seguían flotando para no bajar y lastimarse los oídos.



La vieja sirena estaba siempre cantando (ointentando en este caso), y cada vez que lo hacía levantaba la vista buscando la débil luz del sol, que a duras penas, se filtraba a través de las aguas profundas.
- ¡Oh! ¡Cuánto me gustaría salir ala superficie para ver el cielo que todos dicen que es tan bonito y escuchar la voz de las personas, también oler el perfume de las flores! Pero… cuando tenga más edad, aún soy joven.
- No. Ya eresdemasiado vieja –respondió la bizcabuela- Hace unos años, cuando tenías 15, el Rey te dio permiso para subir a la superficie del océano, como a tus hermanas pero te negaste y nos fuiste, ahora quetienes 49 ¿Quieres hacerlo?



A la Sirenota le espantaba un poco el mundo de los humanos, el cual conocía a través de los relatos de sus hermanas, a quienes interrogaba durante horas porque era muycuriosa. Igualmente en este tiempo en el que ella se negaba a salir a la superficie, se ocupaba de su horroroso jardín, lleno de flores marítimas marchitadas y destrozadas porque descuidaba, dejó correrpor el lugar a los caballitos de mar quienes arrancaron y comieron todo.








Por fin llegó el cumpleaños 50 tan esperado por el Rey porque sería una oportunidad para librarse de su hijay enviarla a la superficie. Durante toda la noche anterior, la vieja sirena no consiguió dormir.

A la mañana siguiente, el padre la llamó y al acariciarle sus largos y enredados cabellos, vio...