TEXTO LITERario

Para muchos era el día del amor, para Zero Kiryuu, era un lunes cualquiera. No veía diferencias en una tarde como está a una tarde como cualquiera. El amor se puede expresar siempre, no solo hoy,incluso le daba ganas de gruñir de solo ver a las chicas gritar, brincar de aquí y para todas partes. Pensaba, mientras se recargaba en un árbol frente mirando fijamente al portón de la clase nocturna.En ese preciso momento cerrado, sellado e imponente, menos para el peli plateado. Su respiración se cortó al sentir las presencias de los vampiros, podía imaginarlos, agrupados siguiendo a su rey.Sin embargo no movió los pies, sus ojos seguían penetrando la puerta inmensa, como si la estuviese estudiando, analizando cada detalle. El sol no se movía y lo agradeció de cierta forma mirando hacialos cielos. No lo consideraba un presagio, el sabia bastante bien que el destino siempre trae sorpresas.
La castaña estaba llegando para poder detener el alboroto que se estaba armando, pero no vio aZero. Cual quiera que lo viese diría que estaba en otro mundo, y no era una mentira. El chirrido de las puertas abriéndose tan lenta y desesperadamente lo saco de las nubes. Pero aun así, eso comenzabaa aburrirle y fastidiarle. El protocolo era tan horrendo para el que si quisiese desaparecer de ese lugar lo haría, pero no, seguiría por la misma academia, porque aunque se odiara incluso a si mismopor ser una sanguijuela, la idea del director en armar cierta paz, no era mala. No lo aceptaría del todo, pero la convivencia daría uno que otro fruto. Aquello lo hacía estancarse allí, queriendomirar a la nada.
Los pasos de los alumnos se escucharon y hormonas femeninas podían notarse a kilómetros, chicas y chicas daban flores y cajas llenas de chocolates especialmente para ellos. Chicas ymás chicas regalaban cartas y más rosas, él no estaba observando pero era más que lógico. Sus pupilas se fijaban en el bosque. Lleno de café y verde, que una paz que silencio todo le reconforto y lo...