Textos Arabigos
Dos siglos antes, tras la toma de Granada por los Reyes Católicos, ardieron en la plaza Bibarrambla de esta ciudad millares de manuscritos árabes, a resultas de la políticaanti-islámica del cardenal Cisneros y del celo de El Zegrí, tornado no hacía mucho al cristianismo. No era la primera vez que se destruían libros con pretextos religiosos en la península Ibérica: a comienzosdel siglo xii el emir almorávide Ali ben Yúsuf ordenó, aconsejado por ciertos alfaquíes, que se quemaran las obras del teólogo Algazel.
Muy distinta de la política de Cisneros fue la de Felipe II,gracias al cual la Corona española comenzó a acopiar ejemplares árabes, que se depositaron en la biblioteca de El Escorial. Esta se incrementó mucho en 1612 con los fondos del sultán de Marruecos,Muley Zidán, que llegaron España en peregrinas circunstancias. Ello es que el sultán hubo de trasladar sus pertenencias, incluida su biblioteca, a la ciudad de Agadir. Para ello fletó un barco francés,cuyo capitán escapó con toda la carga rumbo a Marsella. Pero a poco lo asaltaron dos navíos de guerra españoles. Así pasaron a manos españolas casi cuatro mil libros árabes, lo cual motivó una seriede reclamaciones por parte de los sucesivos sultanes marroquíes. Y en el año 1690, el mismo en que Carlos II dirigió la carta antes citada, llegó a Madrid un emisario de Marruecos para negociar larestitución de la biblioteca de Zidán.
Quemar libros o tratar de canjearlos por vidas son indicios fiables del gran valor que en otros tiempos se les concedió. Del trato que la España contemporánea...
Regístrate para leer el documento completo.