Textos_magisteriales_AntropologíaCristi Hellip
CONSTITUCIÓN PASTORAL CONCILIO VATICANO II 7 DE DICIEMBRE DE 1965
GAUDIUM ET SPES
SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL
22. En realidad, tan sólo en el misterio del Verbo se aclara verdaderamente el misterio del
hombre. Adán, el primer hombre, era, en efecto, figura del que había de venir, es decir, de
Cristo, el Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la revelación misma del misterio delPadre y de
su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre su altísima
vocación. Nada extraño, por consiguiente, es que las verdades, antes expuestas, en Él
encuentren su fuente y en Él alcancen su punto culminante.
Él, que es Imagen de Dios invisible (Col 1,15), es también el hombre perfecto que ha
restituido a los hijos de Adán la semejanza divina, deformada ya desde elprimer pecado.
Puesto que la naturaleza humana ha sido en Él asumida, no aniquilada; por ello mismo
también en nosotros ha sido elevada a una sublime dignidad sin igual. Con su encarnación,
Él mismo, el Hijo de Dios, en cierto modo se ha unido con cada hombre. Trabajó con
manos de hombre, reflexionó con inteligencia de hombre, actuó con voluntad humana y
amó con humano corazón. Nacido de María Virgen,se hizo verdaderamente uno de
nosotros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado.
Cordero inocente, Él, con su sangre libremente derramada, nos ha merecido la vida y, en Él,
Dios nos ha reconciliado consigo y entre nosotros; nos liberó de la esclavitud de Satanás y
del pecado, de suerte que cada uno de nosotros puede repetir con el Apóstol: El Hijo de
Dios me amó y se entregó por mí (Gál2,20). Al padecer por nosotros, no solamente dio
ejemplo para que sigamos sus huellas, sino que también nos abrió un camino en cuyo
recorrido la vida y la muerte son santificadas a la par que revisten un nuevo significado.
Así es cómo el hombre cristiano, hecho semejante a la imagen del Hijo, que es el
primogénito entre muchos hermanos, recibe las primicias del Espíritu (Rom 8,23), que lecapacitan para cumplir la nueva ley del amor. Por este espíritu, que es prenda de la herencia
(Ef 1,14), queda restaurado todo el hombre interiormente, hasta la redención del cuerpo
(Rom 8,23): Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesucristo de entre los muertos habita en
vosotros, el que resucitó a Jesucristo de entre los muertos vivificará también vuestros
cuerpos mortales por su Espíritu, que habitaen vosotros (Rom 8,11).
El cristiano tiene ciertamente la necesidad y el deber de luchar contra el mal a través de
muchas tribulaciones, incluso de sufrir la muerte; pero, asociado al misterio pascual, luego
de haberse configurado con la muerte de Cristo, irá al encuentro de la resurrección
robustecido por la esperanza.
Y esto vale no sólo para los que creen en Cristo, sino aun para todos loshombres de buena
voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de un modo invisible. Puesto que Cristo murió por
todos y la vocación última del hombre es efectivamente una tan sólo, es decir, la vocación
divina, debemos mantener que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la
forma sólo por Dios conocida, lleguen a asociarse a este misterio pascual.
Tal es, y tan grande, el misteriodel hombre, que, para los creyentes, queda claro por medio
de la Revelación cristiana. Así es cómo por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del
dolor y de la muerte, que, fuera de su Evangelio, nos oprime. Cristo resucitó venciendo a la
muerte con su muerte, y nos dio la vida para que, hijos de Dios en el Hijo, podamos orar
clamando en el Espíritu: Abba, Padre!.
TEXTO n° 2
DOCUMENTO CONCLUSIVO DEAPARECIDA
7.1.1 Jesús al servicio de la vida
353. Jesús, el Buen Pastor, quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida. Lo
vemos cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10, 46-52), cuando dignifica a la
samaritana (cf. Jn 4, 7- 26), cuando sana a los enfermos (cf. Mt 11, 2-6), cuando alimenta
al pueblo hambriento (cf. Mc 6, 30-44), cuando libera a los endemoniados (cf. Mc 5,...
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