Thais
a diferencia de todas las otras artes, es la dimensión del tiempo: el paisajista tiene que tener una visión prospectiva del futuro ydecir ‘a ver, estoy plantando un arbolito que tiene 30 centímetros, ¿cómo va a ser esto dentro de 20, 40, 60, 80, 100, 200 años?’ Los parques de Thays toda la vida han sido casi perfectos, porque éltuvo esa visión de cómo poner las plantas.
El señor del jardín
No lo homenajea ninguna calle, pero sí un parque (el de Figueroa Alcorta que, años atrás, albergó el Ital Park). Y sin embargo,aunque pareciera no formar parte más que de la pequeña historia urbana, se sabe de Thays que la adorable casita en medio del Jardín Botánico supo ser su hogar (como el Jardín Zoológico era, a la vez, elde su amigo Clemente Onelli), que vivió allí con su mujer, con sus hijos. Que estaba apegado a su trabajo, pero más todavía a sus plantas, a las que amaba con tanto fervor que no había persona enBuenos Aires que no supiera quién era. “Por donde quiera que descubre un lugar propicio, el buen maestro jardinero aparece para plantar algún vástago que más tarde será la alegría de los ojos”, apuntabaGeorges Clemenceau en medio de los festejos del Centenario.
Thays y el tipo de mentalidad que ponía en juego no podrían haber existido en otro momento ni en otras condiciones: erudito, favorito de...
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