The Burning House
El lugar estaba lleno de moscas, el ambiente infesto por el insoportable olor a muerte, porque cuando las moscas sepresentan como lo hicieron esa tarde, no puede significar otra cosa, la muerte ya se había apoderado del lugar, sin hacer ruido. Los habitantes del lugarparecían envueltos en una lujuria contenida por el temor implacable que les significaba el Cinismo, en sus rostros aturdidos se esbozaba sin ningún dejo de elegancia,la lucha interna y vulgar que les producía el deseo de consumar el horrible acto que saciaría los deseos de Gula. Y no digo horrible por el horror moral quesignificaría el consumar la orgía frente a Cinismo, Lujuria y su silencio ya parecían tener la situación dominada. En ese momento, el que dos moscas estuvieranhaciendo el amor irreverentemente sobre mi verga, me pareció el acto más puro y honesto que hubiera presenciado en los últimos días. Y no quería para estoestablecer juicio de monja, no es que el sexo freak me pareciera una burda aberración distintiva de la pornografía que acostumbraba a ver, no. Ese juicio de monja queinexorablemente aparecía en aquellas interminables noches de soledad luego del instinto animal y en esos terribles quince minutos de arrepentimiento obligado.
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