the door
Un miedo ciego y sin sentidocomenzó a cernirse sobre él, retrocedió hasta golpearse de nuevo con el suelo de donde se levantó hacía apenas unos minutos, sin saber cómo ni porque había llegado ahí, sin embargo su instinto le asegurabaque si lo sabía y muy bien, que la respuesta estaba en la sustancia viscosa que se escurría por su mano derecha hasta secarse en la punta de sus dedos. Ese olor a cobre le impedía volver a verla, esemismo olor que salía de su nariz sangrante. Su sangre era su condena, la muestra de que sin tener que ver su mano, estaba ahí como condena de solo Dios sabe que horrenda acción que él cometió.Caminó arrastrando los pies hacia la… no había nada hacia donde se dirigía, solo soledad y árboles muertos, carentes de vida como él, contraídos como personas petrificadas mientras ardían en lasllamaradas del abismo. Retorcidos como sus pensamientos, como sus deseos de salir de ahí, la locura llegaba a él, aunque no la noto ¿Sera que ya estaba en su interior, hasta ahora, que consiguió salir?Gritos, a lo lejos, a su derecha… ¿O a su izquierda? Ahora estaban detrás suyo, gritaban su nombre ¿Era el suyo, o el de quién? ¿Había alguien más en ese desamparado abismo de perdición? Estaban en todaspartes, esos malditos gritos, desafiaban la lógica, gravedad, la cordura, estaban encima, pero… ¿Cómo?
¡Richard!
Una vez más su nombre, aunque no estaba seguro de que fuera el suyo, él se...
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