Thomas
Friedrich Nietzsche
Trad. A. Sánchez Pascual
“La razón en la filosofía”
1.
¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?… Por
ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su
egipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub
specie aeterni, —cuando hacen de ella una momia.Todo lo que los filósofos han
venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus
manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de
los conceptos, cuando adoran, —se vuelven mortalmente peligrosos para todo,
cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el
crecimiento son para ellos objeciones, —inclusorefutaciones. Lo que es no
deviene; lo que deviene no es… Ahora bien, todos ellos creen, incluso con
desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan
razones de por qué se les retiene. “Tiene que haber una ilusión, un engaño en el
hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador?” —”Lo
tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad!”. Estossentidos, que también en otros
aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja:
deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la
mentira, —la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja:
decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad:
todo él es “pueblo”. ¡Ser filósofo,ser momia, representar el monótono-teísmo con
una mímica de sepulturero! — ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée
fixe de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado,
incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si
fuera real!…”.
2.
Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras queel resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque
éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque
mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue
injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eleatas ni
del modo como creía él, —no mienten de ninguna manera. Lo que nosotroshacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la
mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración…
La “razón” es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos.
Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten… Pero
Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. Elmundo “aparente” es el único: el “mundo verdadero” no es más que un añadido
mentiroso…
3.
—¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros
sentidos! Esa nariz, por ejemplo, de la que ningún filósofo ha hablado todavía con
veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más delicado de los
instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrarincluso
diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy
nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido
a aceptar el testimonio de los sentidos, —en que hemos aprendido a seguir
aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final. El resto es un aborto y
todavía-no-ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoríadel
conocimiento. O ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica
aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como
problema; y también como la cuestión de qué valor tiene en general ese
convencionalismo de signos que es la lógica.—
4.
La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en
confundir lo último...
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