Tia Quica

QUICA. 86 años.

El día después de'stallá la guerra, el 19 de julio del 36, murió mi padre.
Nosotros vivíamos paré con paré del cuarté de los civiles. Y s'abían ío tós, cuando se’nteraron cabía empezao la guerra, y la gente rompió las puertas y entraban y se llevaban tó lo c'abía. Luego más tarde venían con carros a por las cosas que pesaban más. Y toa la noche dando portazos y estrumpíos.Y nosotros allí, muertos de mieo, con mi padre de cuerpo presente.
Poco más de 5 años tenía yo y m'acuerdo mejó d'aquello que de lo que pasó esta mañana.
En la plazoleta del Santo, tú t'acuerdas c'abía una iglesia c´'aluego la cayeron, pos de'sa iglesia la gente sacaron los santos a unos ocalitos mú grandes c'abía en la plaza. Los sacaron y los corgaron del pescuezo como si fueran personas Ydaba mieo velos allí, a los santos corgaos de los árboles, que tós sabíamos que’so no era bueno, que argo mú malo tenía que pasá.
Yo que tenía menos de 6 años, me parecía que se iba a acabá el mundo.
Despué los años de la guerra.
¡Cuántos trabajiiitos¡. Y nusotros nos queamos sin padre, cinco niños chicos y mi madre solita pa cria'nos. A cogé cardillos pá vendé'los, que te daban cuatro perraspor un saco ya pelaos y tó, pero es que éramos mú nuevas pá serví, que naide nos quería tan chicas. Y mi madre la pobrecita… como poía pa saca'nos pa'lante.
M'acuerdo que de la harina que traía del estraperlo, despué de vendé'la, sacuía mú bien el costá en la artesa y con esa poquilla d'arina se la'chaba a los cardillos que nos comíamos. Y una poquita'ceite. Y asín no nos morimos ninguno, quemuchos niños y tam'íen viejos se murieron aquellos años de come cardillos cocíos sin ná ni ná. Se los jinchaba la barriga y aluego se morían.

Mi hermana Vicenta s'ácuerda de ahonde estábamos cuando cayó la primera bomba. Pero yo la pregunté el'otro día ¿Y ahonde estábamos cuando cayó la segunda? Y ella, siendo más grande no s'acordaba. ¡En el tejá del tío Inocente¡. Allí nos metimos ¿Tú sabesahónde está el tejá del tio Inocente?. Ahí diendo pa'l pozo losllano' más allá de la laguna, que como teníamos mieo a las bombas nos íbamos a la sera y mis primos y yo nos metimos ahonde metían la leña pa jacé los ladrillos.
Eramos los tres de mi tía Deferina y nosotros cinco. Y aquello era mú chico, pero teníamos mucho mieo.
Asín que cuando hablan de las guerras yo me pongo descompuesta. O cuandoveo en la televisión esos niños corriendo de las bombas… yo la tengo c'apagá. O si hay arguien d'afuera en casa o argo, yo me voy pá la cocina como que a jacé arguna cosa, pá que no me se vea de llorá…

Aluego, ya bien entrá la guerra, cuando los nacionales entraron en el pueblo, mucha gente nos fuimos pá Ciudá Reá.
Nosotros pasamos a Cabezas Pardas, ahí al'otro lao del río y m'acuerdo c'a mimadre l'abía toca'o una guarra, de los animales que se queaban sólos, que se repartían, una guarra preñá y tó y nos la llevamos con nosotros. Y ademá' llevábamos dos gallinas, una la llevaba mi Manué y otra mi Florentina debajo del brazo… y los animalitos, ahonde nos parábamos, la atábamos d'una pata que comieran yerba y allí nos ponían el güevo, que parece que sabían la fartita que nos jacía.
Alo primero siguiendo el río y aluego por mitá del campo, ahí por esas Serenas que no hay ni tumillos, ni una mata de ná pá resguarda'se, que m’a cuerdo que’ra verano y jacía mucha caló. Que no sabíamos ni ahonde estábamos, na más c'andá p'arriba…
Mi madre, que v'ía que los guarros de arguna gente se morían a’fisiaos, mandó a mi prima Vicenta y a mi hermana que llevaran cá una una cuba con unapoca d'agua, pá que la guarra bebiera. ¡Claro¡ es que'ran mú chicas y no poí'an ninguna de las dos con'una cuba llena.
Yo sé que los guarros sa'fisiaban porque comíamos guarro muerto casi to's los días. Pero mi madre sabía que'l único capitá que teníamos era la guarra y por'eso nos encargó llevá siempre agua en una cuba.
Y muchos guarros más delgaos que la nuestra s'afisiaron, pero la nuestra...