Tiempo, Destruccion y Olvido
tempus fugit
), peroenmarcándola en el mundo moderno y personificándola. Es un tiempo que pasa por nosotros y nos destruye; el ser humano es consciente de esa destrucción, de que nopuede enfrentarse a ella, y se precipita en el
spleen
; la únicasolución que encuentra sonel amor (carnal) o los paraísos artificiales (véase la sección “El vino”), porque son losúnicos capaces de llevarnos al benéfico olvido.El poema “El Enemigo” se inicia con una aseveración directa: ha transcurrido eltiempo y hoy la juventud es sólo un recuerdo, pero un recuerdo que se ha hecho carneen el sujeto lírico. Al efectuar un balance de la existencia, define sujuventud medianteuna metáfora: "Mi juventud no fue sino una tenebrosa tormenta". Las situacionesvividas le permiten concluir, en medio de la madurez presente, que no todo fue tantormentoso sino que a veces hubo soles centelleantes, pero éstos únicamente sirvieronpara resaltar aún más la crudeza de las situaciones adversas.El movimiento poético se ofrece entre sutiles contrarios: los solescentelleantesque aparecían "aquí y allá" interrumpían momentáneamente la oscuridad de la tormenta;pero los mensajeros de esta misma tormenta, las lluvias y los rayos, causaron tanto dañoque hicieron olvidar el calor y la luz de los fugaces soles, y se llevaron consigo losfrutos del jardín. Las lluvias y los rayos son elementos simbólicos que se refieren a unanueva faceta de la destrucción y que nos conducen a lacontemplación de lo que haquedado: los pocos frutos bermejos del jardín. Este nuevo elemento, el jardín, tambiénaparece como símbolo de la juventud. La juventud se recrea como una jardín cultivadocon esmero, pero al observar los frutos bermejos alcanzados sólo puede comprobarseque son pocos.El sujeto lírico agrega que ha llegado a una determinada madurez intelectual yjuzga que éste es el momentode reconsiderar lo realizado hasta el presente. Las palas ylos rastrillos serán los instrumentos, y la tarea de reagrupación comenzará. Éste es elverdadero sentido de la existencia romántica: nunca rendirse ante el fracaso, continuar en la lucha y volver a empezar tantas veces como sea necesario. Las tierras inundadas,donde las aguas cavan sus pozos como tumbas, constituyen el territorio dondeactuará elpersonaje romántico. El sujeto lírico conoce perfectamente la desolación y aridez de sumicrocosmos pero no se arredra; aun así quiere iniciar la dura acción.Encontramos una serie términos que aluden a la desolación romántica ante lamuerte: el otoño de la existencia, cuando el hombre sólo espera y teme; las tierrasinundadas como símbolo inhóspito y muy amargo; el agua que bien puede dar lavidacomo quitarla; las tumbas, que son desolación nostálgica y abandono total. En fin, elconjunto integrado por estos conceptos constituye el recuerdo de una existencia yatranscurrida.En el primer terceto
del soneto aparece un término fundamental y definitorio en eldesarrollo conceptual y que ahora se reviste de un carácter dubitativo. El sujeto lírico hasoñado con flores nuevas que adornen yalegren la desolación de su jardín, pero lo quedesconoce es si esas flores podrán triunfar en el inhóspito sitio al que todo ha quedadoreducido. Ha soñado con un mundo mejor, pero tiene miedo por el inmenso abismo queexiste entre la realidad y la actividad onírica. Sólo flores vigorosas podrán ocupar ellugar vacío, pero ¿contarán con el alimento necesario para lograr ese vigor? Sólo eltiempo podráseñalar el alcance de estos sucesos, y mientras esto ocurre lo único quepuede apoyar al poeta romántico es la esperanza que se sustenta tan sólo en un sueño.
Define al segundo terceto el carácter admirativo. Se inicia con dos vocativosrepetidos en sucesión temática: "¡Oh, dolor! ¡Oh, dolor!" Es ésta una profunda reflexiónsobre el dolor de los otros y fundamentalmente sobre el dolor propio....
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