tiempo muerto
La historia de un negro no le interesa a nadie. Y menos si es un viejo que nada notable ha hecho su vida. Solo a ti se te ocurre escucharme. Sé que lo haces porque me quieres mucho. Por eso te cuento lo que me pides. Pero de nada va a servir lo que te diga. Porque de nosotros lo único que ha interesado siempre es nuestro trabajo. Después, más nada. Y, a cambio, nos handevuelto mucho rechazo, mucho desprecio por ser negros.
Para mí, en este país, todo comenzó en el muelle de San Pedro de Macorís el día que llegamos. Había mucha gente mirándonos. Nos dijeron que estaban ahí porque era su día de descanso. O quizás solo pretendían encontrarse con un conocido para tener noticias de esos seres que dejaron en las islas y de los que jamás volvieron a saber.
Fue en esemuelle donde sentí por primera vez el olor que siempre hay en los ingenios. Allí iba a parar el azúcar, el melao y todo lo que se sacaba de la caña. Algo te puedo afirmar: a nosotros, los que veníamos de otras tierras, con el paso de los años, solo nos ha quedado ese olor edificado en el recuerdo.
Al llegar, teníamos ya tres días de retraso. Las goletas, mar adentro, no tenían ninguna forma de mandarmensajes para decir lo que sucedía. Con los años solo había cambiado la forma de cargar a los negros. El fin seguía siendo el mismo: negocio, ganancia, generar riquezas con nuestra fuerza.
En la goleta, lo recuerdo como ahora, veníamos setenta y nueve hombres y cuatros mujeres. Ochenta y tres en total. Todos negros fuertes, en edad de trabajar. La mayoría traía equipaje numeroso; cachivaches queservirían para emprender una nueva vida. Los que traían sus mudanzas aparatosas llegaban para quedarse. Pero yo realmente en que volvería uno o dos años después.
I
El capitán de la goleta era un hombre extraño. Hablaba estrictamente, como si las palabras se las hubiera ahogado en las profundidades del mar Caribe. Lo demostró cuando nos vio adivinar el nombre. Es San Pedro deMacorís. Solo eso dijo. No dio más explicaciones. Se trataba de una ciudad tan pequeña que de una sola mirada se atravesaba por completo. Más allá de la pequeña ciudad se divisaban tres enormes chorros de un humo negro. Fue tan impresionante que jamás lo he podido olvidar. El capitán nos oriento con su escasez de palabras y gestos: son los tres ingenios más cercanos del pueblo, pero hay otros, dijo.El humo era la muestra ineludible de lo que él dijo a seguidas: ya comenzó la zafra. ¡Por fin terminó el tiempo muerto! Después, cuando me oriente, supe que se trataba de los ingenios Colón, Porvenir y Santa Fe.
No sabía por qué nos miraba tanto toda esa gente que estaba ahí en el puerto. Pero no solo recibíamos las miradas. También nos daban órdenes es una lengua que ninguno de nosotrosentendía. Arribábamos al fin de una travesía difícil. La goleta se arrimo lo más que pudo el muelle. Al mirar hacia atrás vi la goleta; tenía un nombre de esos que son para recordarlo siempre: Warspite. Su ruta era hacia el venir de la vida.
Yo siempre había visto las goletas desde lejos. Pero nunca llegué a viajar en ellas. Ni siquiera fui en ellas de Nevis a St. Kitss, pues esa ruta se hacía enpequeñas yolas. Desde esos tiempos soñaba con hacer un viaje lejos de esas embarcaciones. Cuando vine a este país fue la primera y única vez que me subí en una para hacer un recorrido tan largo. Tenía dos palos bastante altos en los que se sostenían las velas que el viento llenaba para que la goleta pudiera moverse.
De tantos usarse, las velas estaban remendadas y curtidas; se parecían bastante a lasfaldas que las abuelas usaban en sus faenas. En la parte de dentro no cabían más de treinta personas. Por las noches muchos teníamos que dormir en la cubierta. ¿Y qué iba uno a dormir cayéndole encima el agua de los oleajes en cualquier momento?
II
Durante la travesía hacia un sol de esos que nunca dejan de quemar todo el cuerpo. Nos seguía por todas partes.
Nos ardía en la piel cuando...
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