Tiempos gruesos
Afortunadamente, la vida conspira más allá de nuestro living room, amor.
No voy a escribir sobre Palestina, denunciando lo que ya es obvio para todos y todas: el genocidio que comete Israel. Voy a intentar conectar este asunto con lo que considero es el espíritu del tiempo, porque tendremos que detenernos a inventariar acerca de cuánto de esto tan abominable,compartimos en todas las formas posibles.
Todos los días recibo avisos acerca de nuevas especies en vía de extinción. El planeta se está despoblando con mayor velocidad con que la repoblamos de improvisación tecnológica. Viejos animales, al parecer, andaban con mediana tranquilidad sobre el asunto planetario y eso acontecía bajo el desparpajo de nuestra bienhechora vida, pues hemos de reconocercon humildad que nos enteramos de su existencia justo y paradójicamente en el momento de su desaparición. Eso es la Globalización, mi personal y experimental definición: Sucedió, para memoria de las más y los más jóvenes, que algunos seres se volvieron míticos a la vista de nuestros ojos, es decir, de forma mediática. Dichos seres navegaron hacia la idea absoluta sin mayor impedimento y ahora hacenparte de un bestiario, un calendario fantástico denominado “Los Últimos Días de la Tierra”.
Los últimos días de la tierra, ese es el título que podría concederle a este tiempo. Personas en diferentes épocas han percibido el tiempo en el que les tocó vivir, como ajeno, extraño, confuso, plagado de contingencias tales, que la cotidianidad termina siendo una sopa gruesa difícil de digerir. Pero hayciertos tiempos en que todo parece precipitarse, como si esta inmensa masa redonda donde nos apoyamos, hubiese contenido los males en una de sus tantas capas internas y ahora se dispusiera a estallar y volvernos trizas. Y con esto no me refiero a los desastres naturales (que abundan y casi que por las mismas razones que lo demás) sino a la bola pastosa de sucesos que tinturan la atmósfera de unacoloidal sensación apocalíptica. Es el tiempo perfecto para pitonisas y adivinadores, sacerdotes de nuestra era, sectas, gente que vende todo y se sienta a esperar el fin del mundo. En la cábala de la paranoia se entreteje el “destino” aparentemente divino, que pondrá un epílogo espectacular a la desconcertante historia humana, la tierra prometida es entonces un pretexto para cualquier acción porabominable que sea. Al otro lado de los números, vienen las teorías de juegos, la construcción de escenarios con sus certidumbres e incertidumbres, la prolongación numérica de lo planetario que prevé, sin entender relaciones ni subjetividades, las tendencias derivadas según si se toman o no decisiones adecuadas. El tremendo y caótico mundo que habitamos está a la mano de la buena voluntad de algúndecisor que se resiste a dar su aprobación porque le entretiene un veleidoso juego de poder: podría ser la versión de cierto dios vibrante y bien vestido.
En la mesa de los juegos siempre las tensiones son cuatro: desarrollo, guerra, medio ambiente, pobreza. Si se le pone a una, se le resta a las demás, así que el escenario deseable, hágase lo que se haga, termina siempre en desarrollosostenible, una gran inversión en escribirle un guión diferente al mismo final: el capital natural. Las cartas se juegan con los personajes de siempre: lo económico, social, político y cultural, como si alguna vez se hubiese visto andar por ahí a alguno de estos sujetos. Lo que las teorías de juegos no nos dicen es qué acontece con los jugadores, personas reales acorraladas por fantasmas, intereses,taras, frustraciones, no nos dan noticias acerca de qué poderes les conducen, quiénes son títeres, quienes son hilos, quienes son ruecas. Sus escenarios son las haciendas de los mismos seres imaginarios, creados en el mundo de los modelos. Se encargan de crear un mundo mítico, para luego mitificar al mundo (un mundo para que sea habitado por seres míticos, la fabulación universal).
Y mientras los...
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