Tim Eco Camu
Asignatura: Economía General
Lectura: Harford, T. (2006). Capítulo 1: ¿Quién paga tu
café?. En: El economista camuflado. (pp. 17-45). Bogotá:
Planeta.
Profesor Responsable: Franciskovic Ingunza, Jubitza
El presente material se pone a disposición de manera gratuita, para
uso exclusivo de los alumnos de pregrado de la Universidad ESAN y es
sólo para fines académicos, deacuerdo con lo dispuesto por la
legislación sobre los derechos de autor. Decreto Legislativo N° 822. En
tal sentido, se deja constancia, que la difusión de este documento
bibliográfico, está expresamente prohibida, por estar destinado
únicamente para uso académico en el presente curso.
Setiembre del 2012
áQuién paga tu café?
I largo rrayecro al trabajo en rransporte público es una experienciacornún en Ia vida en las grandes ciudades de rodo el mundo,
ya vivas en Nueva York, Tokio, Amberes o Praga. El camino al trabajo combina, desmoralízadoramente, lo que es universal con lo individual. Lo individual porque cada uno de los que hacen esre viaje
es
una rata en su propio y único laberinto: debe tener calculado el riemPo que le lleva llegar desde la ducha hasta el rorniquece de la esración,aprender los horarios y el extrerno idóneo del andén, para acelerar la cornbinación entre diferentes trenes, soporrando las des.venrajas
de que no haya asiencoslibres en el primer ¡ren d.e regreso a casa frenre a [a cornodidad del asiento en el último rren. Además, las personas que deben viaiar todos los días para ir a rrab ajar generan parrones
comunes, como embotellarnientos y horas punra, que losempresarios
de todas Partes del'mundo explotan a su favor. Mi tr"yecro al rrabajo en \Washington D. C. no es el mismo que el vuesrro
en Madrid,
Londres, Nueva York o F{ong Kong, pero os res'ulcaríasorprend,enrernen re Familiar.
La estación Farragut \7esr del rnetro tiene una ubicación id.eal,
que le permice dar servicio al Banco Mundial, al Fondo Monerario
Inrernacional, y hasta a la Casa Blanca.Todas las rnañanas, viajeros
irricables y somnolientos emergen desde Farragur \X/esr hacia el edificio Internarional Square. Es difícil desviar de su camino a esra clase
de Personas. Sirnplemente, quieren escapar del ruid.o y el bullicio,
esquivar a los tranquilos turistas y llegar a sus escritorios justo anres
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EL ECONOMISTA CAMUFLADO
de que lo hagan sus jefes. No disfrutan de los desvíos.Pero exisre un
luga¡ colmado de paz y abundancia, que puede tentarlos a retrasarse
algunos minuros. En este oasis, hombres y mujeres atractivos y exóricos sirven delicias únicas con una sonrisa -hoy
rne atendió una
encantadora señorita cuya placa de identificació n rezaba ((María))-.
Por supuesto, me refiero a Starbucks. Esta cafercría está situada a Ia
salida del International Square, / €simposible de evitar. Y ésn no es
una peculiaridad de Ia estación Farragut \7est: la prirnera tienda que
verás al intentar salir de la estación Farragut North del metro es...
¡otro Starbucks!
Encontrarás esta clase de cafeterías tan convenientemente ubicadas en todas parres del mu'ndo, y todas atienden al mismo tipo de
trabajadores desesperados.El establecimienro que se encuentra a menos
de diez metrosde la salida de la estación Dupont Circle, en \7ashington, se llama Cosi. La esración Penn, del merro de Nueva York,
hace alarde de un Seanle Coffbe Roasters justo al lado de la salida a
la Octava Avenida. Y aquellos que descienden en la estación Shinjuku, en Tokio, pueden disfrutar de un Starbucks sin necesidad de salir
del andén. En la esración \Taterloo, en Londres, quien vigila la salida que dasobre la margen derecha del Támesis es un puesro de la
cafetería AMT.
lJn capuchino grande de Starbucks, de 2,55 dólares, no es nada barato. Pero puedo pagarlo, por supuesto. Corno muchas de las personas
que se detienen en ese caÍé, yo gano el coste de ese café cada diez minutos. A ninguno de nosotros nos inceresaperder el tiempo a fin de ahorrar Ltnasmonedas, buscando un cafe más bararo a...
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