Tinta Y Vida; Notas Sobre Amanda Wachop
Hugo Chávez Mondragón
En Amanda Wachop el mundo es un continuo. Flujo de tinta que corre ya no sólo en la piel para
dar forma a figuras identificablescomo tatuaje, sino también la impresión permanente de
tosquedad, de una mancha, de una pincelada que se completa en la escena de su hermandad con
otras. Sentido de lo conceptual y del accidentecontrolado en un coqueteo con Jackson Pollock,
Joan Miró y Andy Warhol.
Pero no sólo eso, hay también en Wachop un deseo tétrico de fondo; los rebasamientos
de la tinta sobre la vida. Es hacer rizoma,entrar en conexión, sustituir agua por tinta, sangre por
tinta, colorante por tinta, luego entonces vemos unos Rainbow Pancakes o naranjas y granadas
decoradas con trazos en negro. Como las muñecasdel Doctor Lakra o los cerdos tatuados de Wim
Delvoye porque pareciera que el mundo clama ese devenir tinta, unirse con el trazo, de tal manera
que no hay superficie terminada, es justo lo que da unapauta para pensar en la proliferación del
tatuaje: todo es perfectible, en especial porque a la piel le faltan cosas, sean perforaciones o
líneas. A ello se une una conquista; ya no sólo saber,sino emprender el dominio sobre el cuerpo
hasta los linderos de la responsabilidad, como quien constata la mítica frase del “Éste es mi
cuerpo”. Pero se trata de materia prima, superficie donde sepliegan en milimétricas capas el
pasado, el presente y el futuro, lo mismo que la inmediatez y el gusto descerebrado, el estereotipo
y el soporte de la vida bajo un signo determinado, como quien alllevar una mariposa en el brazo
establece sus devenires animales por metonimia.
La apuesta de Wachop sólo podía tener una forma de superación, pero ella implicaba un
atrevimiento que difícilmente sepuede demeritar: que la marca de agua supla a la tinta china es
quizá el horizonte de una sociedad que escapa a esa codificación del uso correcto de los cuerpos,
pero que conjuntamente parece...
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