Titiretero

EL HOMBRE PERRO
Raúl Andrioli cuenta su historia y revive a aquel hombre que, al igual que un perro callejero, vivió como quiso: siendo libre y ladrando todo lo que tuvo para decir. Aquel hombre que hasta sus 77 años se dedicó al teatro y a darle amor a un puñado de desheredados de la razón.
Una mañana de enero del 2007, Beppo paseaba con su mascota por el barrio cuando se cruzó con una vecinaque le tiró la primicia de que Anthony Hopkins estaba en la localidad de Verónica, cercana a La Plata, rodando una película. Según la mujer, el actor salía a pasear por las tardes y a charlar con los vecinos. Beppo entusiasmado con la noticia fue a buscar a su amigo Abel Pinola.
-¿Por qué no vamos hasta Verónica y le llevamos una carta a Hopkins para que venga a visitar a Polo? Capaz eso le subeun poco el ánimo y se entusiasma con el teatro- propuso Beppo.
- ¡Pero vos sos loco! No, te vas a ir hasta Verónica a buscarlo a Hopkins que capaz ni lo encontrás, o ya se fue. O anda filmando y no te da ni bola, andá a saber.
La respuesta de su amigo desalentó a Beppo que ya había escrito la carta, por lo que el chisme de su vecina terminó en un cuento titulado “Señor Hopkins, correo parausted” que se puede leer en el blog lostiteresdebeppo.wordpress.com.
Raúl “Beppo” Andrioli, es un titiritero, poeta que en marzo del 2010 estuvo involucrado en la reapertura del teatro que está en el neuropsiquiátrico Alejandro Korn de La Plata, que cerraron un año después de que Leopoldo “Polo” Lofeudo muriera y cerraran el lugar que hoy lleva su nombre. “En realidad yo quedé afuera del proyecto,que nunca fue un proyecto tampoco, si no que era ir a colaborar por ganas. Cuando se dio lo de la inauguración del teatro yo me había tomado un descanso y enseguida se organizó la fiesta nacional del Pan Dulce, recaudaron guita y como no me gusto, me quedé afuera”, cuenta el titiritero que desde ese entonces no volvió a pisar el hospital.
El titiripoeta (como se define en su blog personal) tienemás de 50 años, es un hombre de contextura grande y un espeso bigote entre negro y gris. Te recibe por la puerta del garaje de su casa, con una gorra azul con la visera hacia atrás, y no se molesta cuando se lo interrumpe a la hora del almuerzo. Al contrario, prepara unos mates en su cocina comedor de paredes amarillas, en la que hay una mesa con sillas haciendo juego y un aparador con portarretratoscon niños, y mientras ceba el primero cuenta quién fue Leopoldo “Polo” Lofeudo.
El Polo de viejo era un hombre flaco con el cabello canoso, que vivía más en el hospital que en su casa. El Polo de chico, vino con la familia del sur de la provincia de Buenos Aires al Barrio Monasterio de La Plata. Del padre siempre habló poco y de la madre cuenta que era una actriz aficionada que siempreenganchaba al lechero para practicar un papel, “era una loca linda” dice Beppo. Cuando llegó a la ciudad, el mayor entretenimiento estaba en el Seminario Mayor de La Plata. Ahí conoció lo que eran un botín de futbol y como no sabía jugar iba a parar al arco. Y fue en ese mismo lugar “donde conoció el teatro y le encantó, se le despertó el bichito ahí” comenta con ternura.
En un programa radial queconducía Raúl, “El quijote de radio”, Polo cuenta que cuando era chico el teatro estaba muy de moda. Él tenía 15 años cuando debutó en una obra de Alberto Vacarezza que se llamaba “La casa de los Batallan” y que como esta era organizadas por los curas del Seminario y estos no tenían ni siquiera contacto visual con mujeres, censuraron todos los papeles femeninos de la obra.
De joven Leopoldo siguióestudiando teatro en la Escuela de Arte Dramático y tuvo a maestros como Juan Carlos Llené y Pedro Aleandro, “es decir que la conoció a María Vaner y a Norma Aleandro cuando eran chiquitas y las tenía a upa, las llevaba por ahí”. El joven discutía cada tanto con sus profesores, porque él era informal y libre, y ellos académicos y estructurados. Y aunque era bueno en lo que hacía y tuvo la...