Tl N Orbis Tertius
[Cuento. Texto completo.]
Jorge Luis Borges
I
Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar. El espejo
inquietaba el fondo de un corredor en una quinta de la calle Gaona, en Ramos Mejía; la
enciclopedia falazmente se llama The AngloAmerican Cyclopaedía (New York, 1917) y es una reimpresión literal, pero también morosa, de la Encyclopaedia Britannica de 1902. El hecho se
produjo hará unos cinco años. Bioy Casares había cenado conmigo esa noche y nos demoró
una vasta polémica sobre la ejecución de una novela en primera persona, cuyo narrador
omitiera o desfigurara los hechos e incurriera en diversas contradicciones, que permitieran a unos pocos lectores a muy pocos lectores la adivinación de una realidad atroz o banal. Desde
el fondo remoto del corredor, el espejo nos acechaba. Descubrimos (en la alta noche ese
descubrimiento es inevitable) que los espejos tienen algo monstruoso. Entonces Bioy Casares
recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son
abominables, porque multiplican el número de los hombres. Le pregunté el origen de esa memorable sentencia y me contestó que The AngloAmerican Cyclopaedia la registraba, en su
artículo sobre Uqbar. La quinta (que habíamos alquilado amueblada) poseía un ejemplar de
esa obra. En las últimas páginas del volumen XLVI dimos con un artículo sobre Upsala; en las
primeras del XLVII, con uno sobre UralAltaic Languages, pero ni una palabra sobre Uqbar. Bioy, un poco azorado, interrogó los tomos del índice. Agotó en vano todas las lecciones
imaginables: Ukbar, Ucbar, Ookbar, Oukbahr... Antes de irse, me dijo que era una región del
Irak o del Asia Menor. Confieso que asentí con alguna incomodidad. Conjeturé que ese país
indocumentado y ese heresiarca anónimo eran una ficción improvisada por la modestia de Bioy
para justificar una frase. El examen estéril de uno de los atlas de Justus Perthes fortaleció mi
duda.
Al día siguiente, Bioy me llamó desde Buenos Aires. Me dijo que tenía a la vista el artículo
sobre Uqbar, en el volumen XXVI de la Enciclopedia. No constaba el nombre del heresiarca,
pero sí la noticia de su doctrina, formulada en palabras casi idénticas a las repetidas por él,
aunque tal vez literariamente inferiores. Él había recordado: Copulation and mirrors are abominable. El texto de la Enciclopedia decía: Para uno de esos gnósticos, el visible universo
era una ilusión o (más precisamente) un sofisma. Los espejos y la paternidad son abominables
(mirrors and fatherhood are hateful) porque lo multiplican y lo divulgan. Le dije, sin faltar a la
verdad, que me gustaría ver ese artículo. A los pocos días lo trajo. Lo cual me sorprendió, porque los escrupulosas índices cartográficos de la Erdkunde de Ritter ignoraban con plenitud
el nombre de Uqbar.
El volumen que trajo Bioy era efectivamente el XXVI de la AngloAmerican Cyclopaedia. En la
falsa carátula y en el lomo, la indicación alfabética (TorUps) era la de nuestro ejemplar, pero
en vez de 917 páginas constaba de 921. Esas cuatro páginas adicionales comprendían al artículo sobre Uqbar; no previsto (como habrá advertido el lector) por la indicación alfabética.
Comprobamos después que no hay otra diferencia entre los volúmenes. Los dos (según creo
haber indicado) son reimpresiones de la décima Encyclopaedia Britannica. Bioy había adquirido
su ejemplar en uno de tantos remates.
Leímos con algún cuidado el artículo. El pasaje recordado por Bioy era tal vez el único sorprendente. El resto parecía muy verosímil, muy ajustado al tono general de la obra y (como
es natural) un poco aburrido. Releyéndolo, descubrimos bajo su rigurosa escritura una
fundamental vaguedad. De los catorce nombres que figuraban en la parte geográfica, sólo
reconocimos tres Jorasán, Armenia, Erzerum, interpolados en el texto de un modo ambiguo. ...
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