Todo Este Silencio- Luis Soltela

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todo este silencio

luis alfonso castro sotelo
[dulzuras]

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Observando con el lado oculto de los ojos
casita de niñas
fueron reinas
esa realeza
enamorados
repugnancia
otra pequeña fuente de la juventud
pubertad
tresmiradas
sal, aceites y vinagre
Teresa me endereza
el calor golpea la piel
cuatro lluvias

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Q

prólogo
observando con el lado oculto de los ojos

s pancho carrasco s
“Hace mal dejar de vivir”, dice la madre del personaje central en el
último relato de este libro. Y no es una frase azarosa. Nada en laescritura de Luis es azaroso.
Porque un primer apunte que me atrevería a proponer sobre estos cuentos tiene que ver con la mirada del narrador. Es un narrador externamente inmovilizado o casi (dice “algo que no viví, que
sólo leí” en “pubertad”. También: “Hasta ese momento, yo estaba
redactando mentalmente los sucesos como si fueran el dictado de
otras experiencias, la pequeña dictadura de tantaliteratura leída”).
Un narrador que aún participando de las acciones que se generan
al interior del cuento, prácticamente no hace otra cosa que no sea
mirar con el ojo invisible. Sin embargo, esta indiferencia por lo que
ocurre a los demás (sea un incendio en la Vachina o una lluvia de
cerveza), lo hace trabajar intensamente en detallar, medir, inferir,
sopesar, comparar lo que está ocurriendo,para luego escribirlo y
hacerlo relato. Y en eso, el autor es implacable. Describe desde el
sarcasmo. Se mofa desde su superioridad intelectual y/o educacional (“comentan, no con estas palabras, pero están diciendo que
toda iniciación implica un segmento de dolor”. Hay otra: “ahí estoy,
con mis 32 años, con la vecina llamada Macarena y sus palabras sin
sentido, sin el sentido que yo quisieraescuchar” Hay más en este
sentido). Pero no habla con vanidad, sino con ánimo de subversión.
Estar atento es una manifestación del trayecto libertario; los poderosos se aprovechan del adormilamiento, parece decirnos el autor.
Pero no por esa reiterada manía de no vivir para literaturizar el autor deja de manifestar sus cariños y despotricar sus odiosidades. En
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el primer grupo están los niños y los púberes. Las mujeres jóvenes
son parte de su mundo defendido a costa de discursos, mas no las viejas que –salvo algunas que se salvan- aparecen casi invariablemente
como seres represivos y apologistas militantes de morales obsoletas.
En su universo basureado también están los políticos (“la política es
el arte del engaño”), los curas, losabogados, los arquitectos, en fin.
Salvo cuando uno de sus personajes se emborracha de la manera
tradicional y vía chubascos y de esa manera le tira toda la mierda a
su gente (es muy hermoso imaginarlo a la entrada de la iglesia, predicando cual Zaratustra, y bien borracho diciéndole a todos los pechoños del lugar: “Pueblo cínico, habitantes cobardes, explotadores
silenciosos, frigidez ymachismo inútil”. Salvo en esa oportunidad,
digo, es usual que se calle y luego escriba. Entonces me pregunto
¿no querrá acaso Luis Soltela convertirse en ese amigo imaginario
del cuento “enamorados”, que nos observa y en esa observación nos
piensa, nos describe y nos escribe? ¿No querrá el Lucho ser ese colisa que, en medio de un incendio en la Vachina, se dedica a meditar
y a llorar el amorperdido? (de hecho, hay en el cuento “sal, aceites y
vinagre” una verdadera lex artis Luisiana: “Ahí comprobé que nadie
sabía que yo estaba detrás de ellos, escuchando todo, viviendo detrás de ellos. Ellos no sabían y yo empezaba a interesarme, empecé
a sentirme una especie de reflote del ello freudiano”. Hay otra en
ese sentido en “el calor golpea la piel” cuando dice: “se dio cuenta
de que...