TODO LO QUE AMAS TE SERA ARREBATADO
TODO LO QUE AMAS TE SERÁ ARREBATADO.
Era el Motel 6 en la Interestatal 80 (I-80), justo al oeste de Lincoln, Nebraska. La nevada que había empezado a media tarde, había descolorido la virulenta señal amarilla, a una tonalidad pastel más amable, como la luz desvaneciéndose en un crepúsculo de Enero. El viento estaba cerrándose con esa calidad de amplificación vacía que uno sóloencuentra en la monótona parte central del país, normalmente en época invernal. Eso sólo significaba nada más que molestias ahora, pero si la gran nevada llegaba esta noche - los pronosticadores del tiempo no podían tomar una determinación, al parecer - entonces, la interestatal sería cerrada por la mañana. Eso no era nada para Alfie Zimmer.
Recibió su llave de un hombre con chaleco rojo, continuóconduciendo, hacia el extremo del largo bloque gris de hormigón. Había estado vendiendo en el Medio Oeste durante veinte años, y había formulado cuatro reglas básicas para asegurar el resto de su noche. Primero, siempre reserva por adelantado. Segundo, reserva en un motel de franquicia si es posible - tu Holiday Inn, tu Ramada Inn, tu Comfort Inn, tu Motel 6. Tercero, siempre pide un cuarto en elextremo. De esa manera, lo peor que puedes tener es sólo un grupo de vecinos ruidosos. Último, pide un cuarto que empiece con un uno. Alfie tenía cuarenta y cuatro años, demasiado viejo para ser un maldito camionero que levanta prostitutas, comer bistecs de pollo frito, o arrastrar su equipaje escaleras arriba. En estos días, los cuartos en el primer piso eran normalmente reservados para los nofumadores. Alfie los alquilaba y sin embargo fumaba.
Alguien había tomado el espacio frente al Cuarto 190. Todos los espacios a lo largo del edificio estaban ocupados. Alfie no estaba sorprendido. Podrías hacer una reservación, garantizarla, pero si llegabas tarde (tarde en un día como este era pasando las 4 PM), tenías que estacionar y caminar. Los automóviles correspondientes a los pájarostempraneros estaban agrupados en una larga línea junto al bloque gris de hormigón, y a las brillantes puertas amarillas, sus ventanas ya estaban cubiertas con una capa de nieve ligera.
Alfie condujo, dobló en la esquina y estacionó con la nariz de su Chevrolet apuntada a la extensión blanca del campo de algún granjero, oscureciéndose en el gris del final del día. En el límite más lejano de lavisión, podía ver brillar las luces de una granja. Allí dentro, ellos estarían resguardados. Aquí fuera, el viento soplaba lo suficiente fuerte para mecer el automóvil. La nieve se deslizó más allá, haciendo desaparecer las luces de la granja por unos momentos.
Alfie era un hombre grande con una cara florida y la ruidosa respiración de un fumador. Vestía un sobretodo, porque cuando estabas vendiendoeso era lo que a las personas les gustaba ver. No una chaqueta. Los tenderos vendían a la gente vistiendo chaquetas y gorras John Deere, y la gente no les compraba. La llave del cuarto yacía sobre el asiento su lado. Esta estaba atada a un diamante de plástico verde. La llave era una llave real, no una tarjeta magnética. En la radio, Clint Black estaba cantando "Nothin' but the Tail Lights." Erauna canción country. Lincoln ahora tenía una emisora FM de rock, pero la música rock-n-roll no le parecía adecuada a Alfie. No ahí afuera, donde si cambiabas a la banda de AM, aún podías oír a viejos hombres enfadados invocando el fuego infernal.
Apagó el motor, puso la llave del 190 en su bolsillo, y verificó para asegurarse que todavía tenía allí su cuaderno, también. Su viejo compañero.
"Salvena los judíos rusos," dijo, recordándose a sí mismo. "Gane fabulosos premios."
Salió del automóvil y una ráfaga de viento lo golpeó fuerte, meciéndolo sobre sus talones, flameando sus pantalones alrededor de sus piernas, haciéndolo reír con la agitada risa del fumador sorprendido.
Sus muestras estaban en el maletero, pero no las necesitaría esta noche.
No, ésta noche no, en absoluto. Sacó su...
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