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Campo Misión: Cuautitlán Izcalli, Edo. de Méx.
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Jóvenes discípulos y misionerosSocorro Becerra, hmspEn el sentido amplio de la palabra, todos los seres humanos, alguna vez, hemos sido discípulos, pues hemos tenidos «maestros» de una u otra forma, por tanto, es un camino ya recorrido. Noobstante la aventura de ser discípulo es fascinante: el niño siempre está maravillado antes las buenas instrucciones de los mayores; el adolescente – aunque a veces no le gusta escuchar a ciertos maestros, por ejemplo, sus papás – es un fiel seguidor de los modelos que se fabrica. El joven, por naturaleza, se siente impulsado a tener un gran maestro delante de sí a quien imitar – aunque por ser máscrítico no siempre le satisfacen sus maestros, pues a menudo ve en ellos los límites –, y sin embargo, tiene en su memoria a ciertas personalidades. Los considera sus maestros, y piensa que algún día llegará a ser como ellos, o incluso que los superará.En sentido técnico, discípulo es el seguidor de Jesús. Para muchos, Él fue un auténtico Maestro, así lo reconocieron sus seguidores: «Jesús entróen la sinagoga y comenzó a enseñar. La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley» (Mc 1, 21-22). Algunos se sentían atraídos al seguimiento con su irresistible presencia: «¡Miren, ése es el Cordero de Dios! Los dos seguidores de Juan lo oyeron decir esto, y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó:“¿Qué están buscando?” Ellos dijeron: “Maestro, ¿dónde vives?” Jesús les contestó: “Vengan a verlo”. Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con Él el resto del día» (Jn 1, 35b-39b).Hoy, ¿cómo los jóvenes pueden ser discípulos de Jesús, y después ser sus enviados, es decir, sus misioneros? Primero han de acercarse a Jesús y estar decididos a seguirlo: «... deseo seguirte a dondequiera que vayas»(Lc 9, 57b). También se requiere que sean capaces de arriesgarlo todo por el Maestro Jesús. Obviamente, necesitan haber convivido con Él o, por lo menos, tener buenas relaciones con Él.Han de ser jóvenes que no se cohíban para acercarse a su Gran Maestro y, además, han de contarle sus más grandes anhelos a fin de que sean motivados para alcanzar sus máximas aspiraciones: «Maestro, ¿qué cosa buenadebo hacer para tener vida eterna?» (Lc 19,16b). Han de ser receptores de la revelación divina y solidarios con sus hermanos los más necesitados, ya que el amor desinteresado capacita para entender el mensaje divino.Los discípulos han de ser conscientes de su posición de servidores: «Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado austedes los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros» (Jn 13, 13-14). Él no vino a ser servido, sino a servir, y así han de ser sus aprendices.Estos seguidores han de evitar los miedos, las cobardías, las inmadureces, el ser exclusivistas, vengativos, angustiados... Lo han de imitar en todo hasta el dar la propia vida por los amigos y enemigos: «El amor más grande que uno puedetener es dar la vida por sus amigos» (Jn 15,13).Como consecuencia lógica, después de haber experimentado lo que significa ser discípulo, viene el saber compartir esta experiencia de amor, que se vive al lado del máximo Maestro Jesús, con los demás hermanos, esto es ser misionero. De tal manera que el misionero es aquel que convive con Jesús y después comparte la Buena Noticia. Todos los lugaresnecesitan de enviados por Jesús, es decir, de jóvenes que quieran dar alegría, paz, amor, esperanza... a los que sufren, a los depresionados, a los enfermos, a los que viven sin sentido en la vida, en fin, a todo necesitado.Ser misionero no es una carga que hay que llevar, sino una alegría por compartir. -------------------------------------------------
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