Todo

Páginas: 11 (2513 palabras) Publicado: 14 de junio de 2011
Diles En una cárcel de un pueblo se escucha la plegaria de un pobre hombre apunto de ser fusilado y el le decía a su hijo. Juvencio nava:-¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.
Justino nava:-No puedo. Hay allí un sargentoque no quiere oír hablar nada de ti.
Juvencio nava:-Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.
Justino nava:-No se trata de sustos. Parece que te van a matar de a de veras. Y yo ya no quiero volver allá.
Juvencio nava:-Anda otra vez. Solamente otra vez, a ver qué consigues.
Justino nava:-No. No tengo ganas de eso, yo soy tuhijo. Y si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soy y les dará por a fusilarme a mí también. Es mejor dejar las cosas de este tamaño.
Juvencio nava:-Anda, Justino. que tengan tantita lástima de mí. Nomás eso diles.
Justino apretó los dientes y movió la cabeza diciendo:
Justino nava:-No.
Y siguió sacudiendo la cabeza durante mucho ratoJustino se levantó de la pila de piedras en que estaba sentado y caminó hasta la puerta del corral. Luego se dio vuelta para decir:
Entra la esposa de Justino y dice: no vallas para allá que ay ay gente mala Justino te pueden hacer daño quien me cuidara por favor no vallas. Justino mira a su esposa y mira a su padre y dice:Justino nava:-Voy, pues. Pero si de perdida me a fusilan a mí también, ¿quién cuidará de mi mujer y de los hijos?
Juvencio nava:-La Providencia, Justino. Ella se encargará de ellos. Ocúpate de ir allá y ver qué cosas haces por mí. Eso es lo que urge.
Narrador: Lo habían traído demadrugada. Y ahora era ya entrada la mañana y él seguía todavía allí, amarrado a un horcón, esperando. No se podía estar quieto. Había hecho el intento de dormir un rato para apaciguarse, pero el sueño se le había ido. También se le había ido el hambre. No tenía ganas de nada. Sólo de vivir. Ahora que sabía bien a bien que lo iban a matar, le habían entrado unas ganas tan grandes de vivir como sólolas puede sentir un recién resucitado. Quién le iba a decir que volvería aquel asunto tan viejo, tan rancio, tan enterrado como creía que estaba. Aquel asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe. No nada más por nomás, como quisieron hacerle ver los de Alima, sino porque tuvo sus razones. Él se acordaba:
Don Lupe Terreros, el dueño de la Puerta de Piedra, por más señas su compadre. Al que él,Juvencio Nava, tuvo que matar por eso; por ser el dueño de la Puerta de Piedra y que, siendo también su compadre, le negó el pasto para sus animales.
Primero se aguantó por puro compromiso. Pero después, cuando la sequía, en que vio cómo se le morían uno tras otro sus animales hostigados por el hambre y que su compadre don Lupe seguía negándole la yerba de sus potreros, entonces fue cuando se pusoa romper la cerca y a arrear la bola de animales flacos hasta las paraneras para que se hartaran de comer. Y eso no le había gustado a don Lupe, que mandó tapar otra vez la cerca para que él, Juvencio Nava, le volviera a abrir otra vez el agujero. Así, de día se tapaba el agujero y de noche se volvía a abrir, mientras el ganado estaba allí, siempre pegado a la cerca, siempre esperando; aquelganado suyo que antes nomás se vivía oliendo el pasto sin poder probarlo.
Y él y don Lupe alegaban y volvían a alegar sin llegar a ponerse de acuerdo. Hasta que una vez don Lupe le dijo:
Don Lupe:-Mira, Juvencio, otro animal más que metas al potrero y te lo mato.
Y él contestó:
Juvencio nava:-Mire, don Lupe, yo no tengo la culpa de que los animales busquen su acomodo. Ellos son inocentes. Ahí se...
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