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MANIFIESTO
ECO‐ SOCIALISTA
BASES PRELIMINARES PARA FUNDAR EL ECO‐SOCIALISMO DEL SIGLO XXI EN CHILE |
Marcel Claude
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ÍNDICE
ACERCA DEL AUTOR INTRODUCCIÓN I. ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA IRRUPCIÓN DEL CASO CHILENO COMO PARADIGMA DEL CAPITALISMO DEPREDADOR II. LA APROPIACIÓN DE LA PRODUCTIVIDAD ECOLÓGICA: MODELO RENTISTA DE ACUMULACIÓN EN CHILE III. LA APROPIACIÓN DE LA PRODUCTIVIDAD HUMANA: CRECIMIENTO CON DESIGUALDAD IV. V. MODELO TEÓRICO DE LA DOBLE EXPLOTACIÓN MANIFIESTO ECO‐SOCIALISTA 18 28 31 10 8 3 4
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ACERCA DEL AUTOR
Marcel Claude es Economista y Magister en Economía de la Universidad de Chile. Master of Arts y Candidato a Doctor de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. En 1993 fue designado como jefe del proyecto de cuentas ambientales del Banco Central de Chile, que dio origen a los informes sobre el bosque nativo chileno, la pesca y la minería. Desde 1997, fue director de la Fundación Terram que creó a fin de realizar estudios destinados a promover el desarrollo sustentable en Chile. Es columnista de diversos medios de comunicación nacionales e internacionales. Desde el 2003 hasta el 2006 fue director de la Fundación Oceana para América Latina. Se ha destacado por su trabajo en pos del desarrollo justo y democrático de Chile y del ejercicio de las libertades ciudadanas. Ganó un litigio contra el Estado chileno en la Corte Interamericana por acceso a la información pública y desde el 2002 enfrentó una demanda judicial por denunciar conflictos de intereses en la discusión de la Ley de Pesca. En el 2006 ganó categóricamente dicho juicio en contra de los hermanos Zaldívar. Actualmente se desempeña como profesor de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública de la Universidad de Chile y Director de Investigaciones de la Universidad ARCIS.
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INTRODUCCIÓN En sus escritos acerca de la desolación, Gabriela Mistral se condolía del árbol muerto, aquel que como ella bien decía: ya seco y en el medio del llano alargaba su blasfemia de árbol roto, mordido de llagas, en el que el viento pasaba aullando a través de su derrota, convirtiéndose en el sentir desesperado de la poetiza. No menor sería su desolación, si con los mismos ojos de Eduardo Galeano se percatara, hoy como ayer, de que en nuestra América Latina, la región de las venas abiertas, desde su descubrimiento hasta nuestros días, así como en el idílico paraíso del Rey Midas, todo se ha transmutado siempre en capital: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo, los recursos naturales y los recursos humanos, la belleza y la sobrecogedora realidad del agua. En nuestros días, para muchos árboles de nuestra Selva Sureña, aquella que inspirara a la Mistral en su Poema de Chile a describirla en su denso humus como oliendo a coihue y como oliendo a ulmo, para esos árboles hoy convertidos en astillas, no habrá otro destino que incrementar nuestra miseria, porque a la pérdida irreparable de estos y a la devastación que evoca el despoblamiento de vegetación de nuestro suelo chileno, hay que sumar el empobrecimiento social que siempre sigue a la sobre explotación de nuestros recursos naturales. Como nos los recuerda Eduardo Galeano, tanto allá en Potosí, como en Zacatecas y en el Ouro Preto brasileño, los hombres cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos, hasta el profundo agujero de los socavones vacíos, y así también, la ruina fue el destino ...
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