todo
Era una noche fría, la lluvia hizo que crecieran los ríos y la crecida arrastro todo a su paso.
Aunque me salve, hoy día sin dinero, con hambre, pues lo he perdido todo.¡Ay, Dios mió! Exclame. Porque a mí, he quedado en la ruina y sin nada.
El tiempo transcurrió rápidamente y no me di cuenta, una niña que caminaba por el paso, llevaba un racimo de cambur y al vermetriste, llorando y lamentándome, sin mediar palabra, me regalo un racimo de cambur y me dijo que comiera, dije entre mí: Dios mío, no lo puedo creer. Fui comiendo uno a uno y tirando la concha sin mirarhacia tras. El tiempo pasó, y no me explico cómo me conseguí aquel anciano ciego y en muletas, que, sin saber y al sentir mis pasos, me pidió una limosna y alimento, luego, una anciana sin piernashambrienta arrastrándose por el camino, me pidió que le diera de lo que yo comía, le di un trozo mordisqueado de la fruta. Sin importarme nada, comía desaforadamente y tiraba las conchas al piso, peoraún, vi a dos indefensos niños, que lloraban al frente de un cuerpo sin vida. Hoy, estoy aquí en este recinto de Dios y con la única reserva de alimento: un Cambur en mi mano. ¡Señor disculpe!, Dígameusted señora, en que la ayudo, Me puede regalar ese cambur. Sin mirar atrás se lo entregue. Vi, cuando se lo llevaba y no comía, le pregunte, ¿señora que hace?, para quien es ese cambur y me dijo, parauna niña muy pequeña, que no ha comido nada, perdió a sus padres, a su familia entera y solo me tiene a mí, esta anciana que usted ve. Yo, ya estoy vieja, he vivido lo suficiente, pero ella, apenascomienza la vida. De repente tocan a la puerta y entro un niño con un canasto y dentro de él, las conchas del cambur que yo, había tirado por el camino, me pare me le acerque y vi al niño llevarles lasconchas a sus hermanos quienes también lo perdieron todo y no han probado alimento. Me les acerque y mire al niño a los ojos, lo abrace y me puse a llorar.
La vida tiene un valor, pero más valor...
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