todo

Vol. 2 (1) 2008
ISSN 1887 – 3898

ESTRATOS DE UN TIEMPO JOVEN:
EL PERFIL ADOLESCENTE DE LA SOCIEDAD

Celso Sánchez Capdequí
Universidad Pública de Navarra (Dpto. Sociología)

Sin lugar a dudas nuestra sociedad está de cambio. Pocas son las estructuras y las instituciones que, procedentes de la modernidad industrial, mantienen el aspecto con el que tiempo atrás vinieron al mundo. Hanconstituido la matriz de lo que hoy componen el cuerpo resquebrajado de la modernidad tardía, pero sobre
todo han desatado una fuerza dinamizadora e imparable, que es el cambio. Aquella sociedad lo espoleó con
controles y determinaciones y, esta criatura nacida de sus propias entrañas, se ha desbocado y ha transformado a su progenitor sumiéndole en formas siempre fugaces y provisionales. El cambioque altera la mirada,
los ritmos sociales e individuales, las estructuras familiares, políticas y educativas, las relaciones afectivas,
etc., ya no ofrece piso firme para elaborar utopías en el horizonte histórico. El curso del tiempo ha perdido el
carácter ordenado y previsible de antaño. No promete reconciliación de los antagonismos que pueblan los
marcos de convivencia.
Además, se trata deun tiempo que se ha acelerado. Introduce un ritmo endiablado en las cosas de manera
tal que deja fracturas, discontinuidades e interrupciones constantes, que golpea lo recién edificado entre los
individuos y educa a éstos más en la tarea de no verse zarandeados que en la de perfilar y potenciar el lazo y
el vínculo social de cara a plantear un horizonte de convivencia futuro. Remite alpresente como espacio temporal que no deja de re-inventarse en cada uno de los instantes por ser cada uno de éstos portador de desgarros y anuncios desconocidos.
Curiosamente esta aceleración también nos brinda otras curiosidades. Tal vez la más destacada, sin excluir
otras, es la que tiene que ver con el semblante que predomina en las actuales sociedades. En un horizonte en
el que la novedad y lahiperestimulación que está conlleva han echado raíces, la aceleración no parece dirigirse hacia delante, caminando en busca de un futuro redentor, antes bien, nos devuelve al abrazo de la eterna juventud como valor y como imagen hegemónicas. En un tiempo que destruye sus criaturas a velocidad de
vértigo y que aborta al instante lo recién nacido, se abre paso el apetito del querer ser jóvenes. Talvez a causa de la primera idea surge la segunda.
Debido a los boquetes y desgarros que deja el imparable e imprevisible paso del tiempo, la sociedad se imagina como queriendo vivir sin él, dibujando un dominio de la experiencia en el que no pasa nada, en el que el
periplo de nuestras vidas no conoce final porque siempre habita el principio. Hoy como nunca los remedios
antiedad, las operacionesestéticas, los estilos juveniles, las indumentarias desenfadadas, forman parte y
caracterizan la forma de vida contemporánea. El imparable e incontenible paso del tiempo, ya sin horizonte
redentor, encarna la fugacidad y la vulnerabilidad incrustadas en el corazón de la existencia humana. En palabras de uno de los estudiosos del tema, F.M.Cataluccio, “ahora está claro que el siglo XX ha sidoasimismo
el siglo, largo o corto, en el que la inmadurez ha triunfado trágicamente: el siglo de Peter Pan. El culto a la

Intersticios: Revista Sociológica de Pensamiento Crítico — http://www.intersticios.es
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infancia se ha transformado y radicalizado: los adultos se han visto impulsados a conservar su juventud, a
‘pensar joven’, a comportarsey vestirse como críos. Se ha impuesto al niño como paradigma de ser ideal”1.
1. LA ETERNA JUVENTUD COMO ESTILO DE VIDA
Hasta fechas muy recientes la historia de las sociedades humanas ha mostrado un rasgo común. Salvo la
Grecia clásica y el actual modelo social, ambos centrados en el ideal de la autonomía según Castoriadis, la
vida de los hombres ha sido explicada por agentes exteriores que...