Todos Los Dias M
Portada
Sobre la autora
Cita
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Epílogo
Echa una mirada furtiva a SIN FIN de M.C. ANDREWS
Capítulo 1
Créditos
M. C. Andrews nació en Manningtree, elpueblo más pequeño de Inglaterra. Lleva
años afincada en Londres, donde ejerce de periodista para un importante periódico, aunque
durante sus primeros tiempos en la capital británica tuvo varios trabajos: de camarera a guía
turística, pasando por canguro y correctora freelance para una editorial. Está casada y es
madre de dos hijas.
De pequeña, M. C. Andrews solía decirles a sus padres que deseabaser escritora; su
esposo y sus hijas siempre la han animado a intentarlo... De ahí Noventa días, su primera
novela, y Todos los días, su esperada continuación.
Encontrarás más información en: www.noventadias.com
Mi corazón está siempre a vuestro servicio.
Timón de Atenas
WILLIAM SHAKESPEARE
1
Tengo miedo de dormirme. Tengo miedo de abrir los ojos y descubrir que todo esto
ha sido un sueño, queDaniel sigue en coma y que yo sigo aterrorizada pensando que nunca
se despertará. El cansancio amenaza con derrotarme y deslizo la mano por el brazo de él en
un intento de calmar mi corazón.
Daniel ya no está en coma, no ha muerto por culpa de aquel maldito accidente.
Siento el tacto de su piel bajo la yema de los dedos, el vello de su antebrazo, que me hace
cosquillas, y le noto el pulsolatiendo bajo la cinta de cuero que lleva alrededor de la
muñeca.
Cojo aire y lo suelto muy despacio. Cada vez me cuesta más recordar por qué
discutimos, por qué nos separamos. Por qué lo dejé, me corrijo. Me tiembla la mandíbula y
tengo que cerrar los ojos un segundo para contener las lágrimas.
He estado a punto de perderlo para siempre.
—¿Señorita Clark?
Vuelvo la cabeza, sobresaltada al oír mi nombre.Llevo una semana en el hospital,
metida en esa habitación, pero hay instantes en los que me engaño y sueño con que Daniel
y yo estamos en su apartamento.
En los noventa días que estuvimos juntos, él apenas vino a mi casa. El piso que
comparto con Marina, mi mejor amiga. Sonrío levemente al pensar en ella y en Raff, no sé
qué habría hecho sin ellos. Probablemente me habría derrumbado.
—¿SeñoritaClark? —repite el enfermero y mi cerebro por fin reacciona.
—Disculpe —digo tras carraspear y aparto un momento la vista de Daniel para
mirar al recién llegado.
No me importa demasiado lo que piense de mí, pero tampoco quiero quedar como
una completa maleducada.
—El doctor Jeffries me ha pedido que venga a buscarla. Quiere hablar con usted en
su despacho.
Empiezo a negar con la cabeza y elenfermero, Ivo según la placa que cuelga del
bolsillo de su bata, vuelve a hablar:
—Mi compañero me esperará aquí y después nos llevaremos al señor Bond para
hacerle unas pruebas mientras usted no está.
Me doy cuenta de que Ivo no está solo y de que efectivamente hay otro enfermero a
su lado. Han entrado en la habitación y se acercan a la cama, en la que yo sigo sentada al
lado de Daniel.
—¿Qué pruebas?—pregunto, sin soltar la mano de él, que sigue dormido, pero a
diferencia de cuando estaba inconsciente, ahora noto cómo me aprieta ligeramente los
dedos.
—Una resonancia magnética craneal y radiografías en el brazo y en la pierna,
señorita Clark. Estoy seguro de que el doctor Jeffries se lo explicará —añade con cierta
exasperación.
Supongo que me lo tengo merecido; todas y cada una de las veces quehan tenido
que llevarse a Daniel para hacerle pruebas, he interrogado a los enfermeros, incluso he
intentado acompañarlos. No me gusta separarme de él. No sé explicarlo, pero estoy
convencida de que está mejor si estoy a su lado. Y quiero estar a su lado.
—El señor Bond ha recuperado la conciencia después de un coma relativamente
largo y es de vital importancia que monitoricemos las...
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