Todos Se Pegaron El Pecho De Indignaci N Al Descubrir Que Una Ni A Hab A Sido Violada Sistem Ticamente Por Su Padrastro Ante La Mirada C Mplice De Su Madre
Este país, que sedice católico o cristiano, carece de la capacidad de acabar con su asombro hipócrita de celebrar la venida del Papa y no hacer absolutamente nada para cuidar a los más débiles y desvalidos. Somos unpaís de hipócritas, incapaces de asumir nuestras responsabilidades más elementales como padres observando pasivamente cómo las hienas devoran a sus hijos y contemplando luego cómo violan a losvioladores al ingreso en prisión. Todo mal... lamentablemente.
Debemos asumir como país nuestra debilidad como Nación y como estructura familiar. No somos capaces de hacer de esa base angular de la sociedadla razón de nuestro esfuerzo y compromiso. Este país que declama constitucionalmente los valores familiares no tiene un solo plan de promoción y cuidado de ella. Cínicamente hemos elevado a lacondición de ministerios y viceministerios a los que cuidan de la mujer, la juventud, la niñez y la adolescencia... pero no tenemos a nadie que cuide de las familias. Somos lo que hacemos con ella o lo quedejamos de hacer. Y hoy pagamos sus consecuencias. Estructuras rotas, divorcios en abundancia y fáciles. Temor a casarse y construir una experiencia en común. Incapacidad de enfrentar los retos. ElParaguay que verá el Papa es un país roto familiarmente. Él lo ha conocido en la ciudad más grande del país: Buenos Aires, donde viven partes desestructuradas de un país que padece aún el genocidio de unaguerra que se inició hace 150 años y que algunos justifican la irresponsabilidad paterna y materna porque había "7 mujeres por cada hombre". Esta fractura familiar nos cuesta mucho en corrupción....
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