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Carbonell, Claudia;Flamarique, Lourdes La crisis de la modernidad reeditada Pensamiento y Cultura, Vol. 12, Núm. 2, diciembre-sin mes, 2009, pp. 241-242 Universidad de La Sabana Colombia
Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=70112221001Pensamiento y Cultura ISSN (Versión impresa): 0123-0999 pensamiento.cultura@unisabana.edu.co Universidad de La Sabana Colombia
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PRESENTACIÓN La crisis de la modernidad reeditada
Modernidad es unacategoría que aparentemente sugiere una determinación temporal muy del gusto de la ciencia histórica, pero lo que realmente invoca el concepto de lo moderno es la aspiración a un estado imperecedero, siempre nuevo gracias a su propio dinamismo de destrucción y creación. Esta dialéctica, por la que lo eterno y lo efímero se confunden para alumbrar lo moderno, no es sino la punta del iceberg de lastensiones y contradicciones que nos ha deparado la modernidad a lo largo de los últimos siglos. Y es que desde hace más de doscientos años no hemos dejado de pensar la modernidad. Junto a los primeros modernos “confesionales” surgieron los antimodernos, ultramodernos, como una forma de resistencia frente a la modernización progresiva e impuesta, cuando todavía no había experiencia suficiente para quese empezara a hablar de crisis de la modernidad; cuando sus hallazgos y tensiones aún no habían cristalizado plenamente. No se adivinaba que el sueño moderno escondía pesadillas; tampoco que no se puede dejar de ser moderno, es decir, que los antimodernos –como los posmodernos– son modernos contra su voluntad. Mal que nos pese, lo nuevo, lo moderno, inevitablemente hace presente lo viejo, loantiguo. En consecuencia, la necesidad de repensar la modernidad nace de su aplicación. Y tanto una como otra han recibido un gran impulso a lo largo del siglo XX. De la ingenuidad inicial se ha pasado a la sospecha y rechazo. Una actitud madura ante la modernidad, que refleja bien ese
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estadio, sería la de Roland Barthes, cuando declaraba su deseo de situarse en laretaguardia de la vanguardia, pues “ser de vanguardia significa saber lo que está muerto; ser de retaguardia significa amarlo todavía”1. La cultura del siglo XX tiene como uno de sus ejes principales el discurso de la crisis de la modernidad. La importancia del análisis de la modernidad, o la crisis de la misma, procede no tanto de su interés sociológico y de lo acertado de sus descripciones, como delhecho de que constituye la puesta de largo, la presentación pública de los implícitos filosóficos que la Ilustración y, con ella la misma filosofía moderna, ocultaban tras el ideal de un conocimiento fundado y de una acción racional. El desengaño tras el desencantamiento del mundo ha desplazado el punto de gravedad del discurso filosófico desde la teoría del conocimiento y la filosofía de laconciencia hacia la teoría de la cultura y de la historia. Lo moderno es visto como un problema que convoca a todas las instancias intelectuales, y genera una literatura específica hasta nuestros días. Actualmente, la modernidad parece haber agotado su potencial de novedad y transformación social; esto se interpreta afirmando que ha llegado a su final. ¿Es esta declaración algo más que un anuncioperiodístico o el pronóstico pe1 Cf. R. Barthes, “Réponses”, en Oeuvres complètes, vol. 3, (ed. E. Marty). París, Du Seuil, 2002, p. 1038. Cf. A. Compagnon. Los antimodernos. Barcelona, El Acantilado, 2007.
ISSN 0123-0999
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Diciembre de 2009
PRESENTACIÓN
simista para un tiempo incierto? Lo más moderno sería precisamente no empeñarse en superar las contradicciones que...
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