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La tendencia general en los ambientes psiquiátricos defiende que no es posible asociar enfermedadmental con violencia, delincuencia o peligrosidad, pero lo cierto es que los escasos estudios científicos realizados hasta el momento ofrecen resultados contradictorios.Por ejemplo, en un estudio clásico se observó que la presencia de una enfermedad mental grave multiplicaba por cinco la probabilidad de conductas violentas durante un año.Igualmente el padecimiento de una psicosis paranoide activa (no remitida de forma estable) se relacionó con mayor riesgo de violencia. Según otros la frecuencia deconductas violentas en pacientes con esquizofrenia puede llegar a ser de tres a 56 veces mayor que en la población general.
Sin embargo otras investigaciones han observado quela frecuencia de conductas violentas en personas con enfermedad mental no difiere de la del resto de la población general de similares características (edad, sexo,condiciones de vida, etc.), siempre y cuando estén estables y no consuman drogas. Asimismo hay estudios que incluso encuentran un menor riesgo de violencia en pacientes conesquizofrenia o síntomas psicóticos activos. En otros se ha visto que el consumo de tóxicos asociado a la enfermedad mental es lo que más aumenta el riesgo de violencia.
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