Tolerancia

Acerca de la palabra “tolerancia”

Aún sin caer en la trampa del nominalismo, no sería exagerado decir que las palabras son la amarra que permiten al hombre remontarse hasta la altura de las ideas más complejas y exquisitas, pero también la cadena que lo sujeta a la hora de indagar entre las fisuras que dejan los conceptos.
Abruma pensar que lo que encierra una idea, una definición, o unapalabra puede ser tanto (o infinitamente menos) que lo que deja afuera. En este sentido, abruma pensar que existe un universo entero de ideas que esperan la palabra que los convoque a la vida, a ser en un mundo de palabras, es decir, de signos; verbigracia: representaciones de representaciones que se remontan hasta los confines. Quienes indagaron e indagan en la Cábala suponen este reinado de lapalabra y rinden tributo a sus posibilidades para crear, modificar y destruir universos. Quienes la sobrevolamos con lecturas imperfectas apenas intuimos su poder y eso nos basta para entronar su espesura.
Y si fuese cierto que pensamos con palabras, no tendríamos otro remedio que concluir que el límite de las palabras es el de nuestros pensamientos; consecuentemente el de nuestra acción y, así,las paredes del laberinto de nuestro destino, recorrido al que si bien nadie puede atribuir un horizonte, no es difícil sospechar la existencia de sus angostos muros. La idea de un laberinto lapidado con viejos signos labrados, pero también voces atesoradas en la memoria de las generaciones, montados unos sobre otros, avecindados códigos binarios y tablas cuneiformes, chasquidos primitivos eideogramas orientales, superpuestos hasta hacernos perder la visión del entorno es una imagen estremecedora del poder de las palabras, pero también de nuestros límites.
Pensaron en estos límites quienes postularon que la Metafísica era poco más que un error lógico, un abuso de la palabra, una aplicación indebida en un universo que le era ajeno, un intento de atrapar moléculas con una red paramariposas. Debemos pensar en estas demarcaciones también nosotros, quienes transitamos hoy por un universo de estímulos abundantes. Debemos pensar si las palabras que usamos habitualmente todavía remiten a la idea que les dio origen o, si por el contrario, reclaman ajustes que reflejen con mayor autenticidad el mundo al que refieren y que, finalmente, les otorga el sentido de la existencia.
En estemarco, propongo que examinemos la palabra “tolerancia” o mejor dicho el concepto de tolerancia al que refiere esta palabra.
Poco usada en la Antigüedad, de gran auge durante la Modernidad, requerida hoy cuando ya parecía valor indiscutible de la Humanidad, tan crucial en la historia de la Masonería, tan invocada en este ámbito. De hecho fue aquí donde reparé en ella por última vez y con mayorproporción de intuición que de erudición creí ver con cierta evidencia la brecha abierta entre su uso, su etimología y lo que hoy debe denotar su definición. ¿Es demasiado atrevido pedir aquí que nos pongamos en la tarea de modificar la definición de una palabra tan emblemática para la Humanidad?
También es necesario hacerlo. Ya veremos por qué.
En un artículo publicado originalmente en la páginade la Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del lenguaje de Asturias se toca el tema bajo la siguiente óptica:
“En latín clásico, “tolerantia” tenía el sentido de ‘constancia, paciencia’, entendidas éstas como aguante o capacidad para soportar inconvenientes. El verbo “tolerare” procede, con toda probabilidad, por derivación de “tollere” ‘levantar’, ‘sacar’, ‘quitar’, de donde se llega alcastellano viejo “toller”, empleado en la acepción de ‘quitar la fuerza, inutilizar’ y de ahí al participio “tullido” que, principalmente como adjetivo, ha llegado a nuestros días.
Una consulta rápida por diccionarios etimológicos en inglés remite aproximadamente a lo mismo ya que citan también como origen “tolerantia” y la definen como "endurance", es decir, resistencia. Otras fuentes que...