Tompson
Puedo ilustrar mejor el problema si nos alejamos de los materiales y el método y formulamos las preguntas que debenser planteadas. Estas preguntas, cuando examinamos una cultura tradicional, se deben interesar más por la recuperación de estados de conciencia pasados y del entramado de relaciones sociales ydomésticas, que de los procesos y la lógica del cambio. Están más interesadas en el ser que en el llegar a ser. A medida que algunos de los principales actores de la historia se alejan de nuestra atención—los políticos, los pensadores, los empresarios, los generales— avanza un inmenso reparto de personajes secundarios, de quienes habíamos supuesto que eran meros acompañantes del proceso. Si sólo nosinteresa el llegar a ser, entonces hay períodos completos de la historia en los que los historiadores han olvidado a un sexo entero, porque las mujeres se ven pocas veces como agentes principales en lavida política, militar e incluso económica. Si nos preocupa el ser, entonces la exclusión de las mujeres reduciría la historia a una inutilidad. (p. 21-22)
estoy convencido de que debo abandonaraquél concepto curiosamente estático, «base» y «superestructura», que en una tradición marxista dominante identifica «base» con economía y afirma una prioridad heurística a las necesidades y elcomportamiento económico por encima de las normas y los sistemas de valores. Podemos además afirmar que «el ser social determina la conciencia social» (una afirmación que todavía reclama un examen y unacalificación escrupulosos), mientras dejamos abierta a la investigación común la cuestión de hasta qué punto es significativo, en cualquier sociedad dada, describir el «ser social» independientemente delas normas y las estructuras cognitivas primarias, así como las necesidades materiales, alrededor de las cuales se organiza la existencia.
Pongo en cuestión —y los marxistas, si quieren tener...
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