Tomás

Tomás
El otro día estaba caminando por la plaza de armas cuando de pronto vi que un perro me estaba siguiendo; nunca comprendí por qué, pero la verdad es que me miraba con ojos bastante curiosos; enese momento reflexioné y me puse a pensar si probablemente yo le había resultado algo familiar o si se había dado cuenta de mi amor por los animales.
Sin pensarlo demasiado le hice algunas cariciasy seguí caminando como quien no quiere la cosa… ¡pura estrategia!; la verdad es que lo hice para ver si Tomás –así le puse yo de cariño- me seguía hasta mi casa y se quedaba ahí conmigo haciéndomecompañía… ¡corrección!, haciéndonos compañía mutuamente… - ya hace algún tiempo me había dado cuenta de que me hacía falta un buen compinche que me ayudara a hacer la vida más llevadera.
Entonces seguícaminando… cerciorándome, por supuesto, de la presencia de Tomás - quien a decir verdad lucía un poco flaco y magullado-; definitivamente se trataba de un perro de la vida… así como yo; ¡de la vida!– esa que viste y calza de colores, esa que guarda en sus recuerdos mis noches más extensas, mis días más ansiosos, mis amores perdidos…
Definitivamente Tomás sabía de eso tanto como yo; quien diríaque un perro podría conocer tanto de aquello… pero yo lo presentía, lo veía en sus ojos… Tomás llevaba en su lomo el peso de algunos años solitarios… podía imaginarlo caminando sin rumbo por lascalles limeñas/; ¡solo!... como los que no tienen familia, como los locos, como los abandonados, como los ancianos, como el resto de perros, como yo…
Tomás, el perro, había logrado arrancar de mí unasonrisa franca y un tanto animosa; sus ojos serenos me habían regalado una extraña sensación de tranquilidad y calidez… Tomás, el perro solitario y flaco fue, esa mañana, mi más hermosa lección de amor…Fue entonces cuando por fin lo entendí todo… Tomás jamás sería mi perro, mi compinche, mi fiel compañero… pues porque esa mañana- habiéndolo amado profundamente-lo dejé ir…
Ahora sería el Tomás...