tortugas

Mi camino a la filosofía1
Karl Jaspers (1950)

Sólo se conoce el contenido de una filosofía por lo que dice la obra. Pero quizá sus disposiciones e impulsos puedan sentirse por medio de un informe personal.
Como estudiante de la preparatoria humanista de Oldenburg en los años 90s del Siglo XIX entré en conflicto con la dirección de la escuela. Me opuse a la obediencia ciega de lasprescripciones no razonables de un maestro. Además me rehusé a formar parte de las diversas asociaciones de estudiantes de ese tiempo porque aceptaban a sus miembros en función de su pertenencia de clase. Anhelaba la razón y la comunicación humana, que han seguido siendo el fin de mi filosofía hasta el día de hoy. Como los maestros pensaban que se trataba de una oposición política de mi parte, se pusieronalerta sobre mi proceder. Mis compañeros de clase eran devotos del Estado y del Ejército, no se mantuvieron junto a mí. En los dos últimos dos años de estudio me había quedado solo.

El problema fue entonces la soledad. Mi padre se las ingenió para crear para mí un mundo aparte fuera de la escuela. Así me vi en medio de la naturaleza, rodeado de libros y de obras de arte. Si bien la soledadpermitía que saliera la fuerza del estar conmigo mismo, tanto más apasionadamente buscaba la comunicación de la me había privado. Y cuando me daba cuenta de la situación y miraba a mi interior veía con claridad el miedo que, lejos de conducirme a una oposición activa, me llevaba a soportar pasivamente lo que se presentaba.

La soledad era el problema. El hecho de que yo me haya comportado condecencia, pero no heroicamente, fue la primera sacudida. La conciencia de los límites del estar sólo impidió el orgullo de un terco aislamiento. En mi ser se agitaba la inquietud acerca de la finitud y de la culpa del hombre libre, que habrían de estar presentes ulteriormente en mi reflexión filosófica.

En ese tiempo me parecía que mi conducta se justificaba sólo en parte debido a la falta de fuerzade un cuerpo enfermizo. Me comporté con libertad interna. No me debilité frente a ninguna presión de haber cometido alguna mala acción o de haber dicho públicamente algo falso. Sin embargo no hice nada para luchar en contra de la maldad. Omití hacer lo que me decía el corazón, que al mismo tiempo me advertía proceder con precaución. De ahí que, cuando en 1945 se publicaron en la prensa y en laRadio noticias que glorificaban supuestas acciones de mi parte y me proponían como un ejemplo, me sentí obligado a publicar un informe en el que reconocía mi culpa: no soy un héroe ni me gustaría que me tuvieran como tal.
En la extrema necesidad de soledad de los años escolares leí a Spinoza. En aquéllos años fue para mí un consuelo el hacerme filosóficamente consciente de la totalidad del mundo, ytomar la palabra "Caute" ("Cuidado") como el sello que él mismo puso a su obra y que siguió como regla de vida.
Al final del tiempo de estudios hablamos mi padre y yo sobre el estudio que habría que elegir. Por mi inclinación al arte, la poesía y la filosofía mi padre pensaba que yo estudiaría ciencias humanas. No, yo quiero ir a la vida práctica. Con el fin de llegar a ser abogado elegí elestudio de la jurisprudencia. En el tercer semestre, en el verano de 1902, tuve una estancia en Münich. Tomé clases de grafología, asistí al teatro, exposiciones de arte; jugué ajedrez, asistí a muchas clases, por cierto, muy pocas de Filosofía.
En ese tiempo todo era color de rosa. Cada año podía uno leer las estadísticas que indicaban el crecimiento en la riqueza en el país. Pero a mí no me iba bien.La poesía y la literatura nos abrieron los ojos a algunos ante una situación corrompida, que sólo parecía poderse sostener mediante encubrimiento.
Era evidente que nuestra sociedad vivía en el engaño. La muerte parecía estar tan olvidada como la realidad de las enfermedades psíquicas. Muchos hombres vivían y trabajaban en medio de la pobreza y la incertidumbre. Las prostitutas eran el objeto...