Trópico de capricornio
HENRY MILLER
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Trópico de Capricornio
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A ella.
En el tranvía ovárico
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Muchas veces el ejemplo es más
eficaz que las palabras para conmover los
corazones de hombres y mujeres, como
también para mitigar sus penas. Por eso,
comoyo también he conocido el consuelo
proporcionado por la conversación con
alguien que fue testigo de ellas, me
propongo ahora escribir sobre los
sufrimientos
provocados
por
mis
desventuras para quien, aun estando
ausente, siempre sabe dar consuelo. Lo
hago para que, al comparar tus penas con
las mías, descubras que las tuyas no son
nada verdaderamente, o a lo sumo de poca
monta, y asípodrás soportarlas más
fácilmente.
Introducción a Historia Calamitatum
(«Historia de mis desventuras»)
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Una vez que has entregado el alma, lo demás sigue con absoluta
certeza, incluso en pleno caos. Desde el principio nunca hubo otra cosa que
el caos: era un fluido que me envolvía, que aspiraba por las branquias.En el
substrato, donde brillaba la luna, inmutable y opaca, todo era suave y
fecundante; por encima, no había sino disputa y discordia. En todo veía en
seguida el extremo opuesto, la contradicción, y entre lo real y lo irreal la
ironía, la paradoja. Era el peor enemigo de mí mismo. No había nada que
deseara hacer que no pudiese igualmente dejar de hacer. Incluso de niño,
cuando no me faltabanada, deseaba morir: quería rendirme porque luchar
carecía de sentido para mí. Consideraba que la continuación de una
existencia que no había pedido no iba a probar, verificar, añadir ni sustraer
nada. Todos los que me rodeaban eran unos fracasados, o, si no, ridículos.
Sobre todo, los que habían tenido éxito. Estos me aburrían hasta hacerme
llorar. Era compasivo para con las faltas, pero nopor compasión. Era una
cualidad puramente negativa, una debilidad que brotaba ante el simple
espectáculo de la miseria humana. Nunca ayudé a nadie con la esperanza de
que sirviera de algo; ayudaba porque no podía dejar de hacerlo. Me parecía
inútil cambiar el estado de cosas; estaba convencido de que nada cambiaría,
sin un cambio del corazón, ¿y quién podía cambiar el corazón de loshombres? De vez en cuando un amigo se convertía; era algo que me hacía
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vomitar. Tenía tan poca necesidad de Dios como El de mí, y con frecuencia
me decía que, si Dios existiera, iría a su encuentro tranquilamente y le
escupiría en la cara.
Lo más irritante era que, a primera vista, la gente solía considerarme
bueno, amable,generoso, leal, etc., porque estaba exento de envidia. La
envidia es la única cosa de la que nunca he sido víctima. Nunca he envidiado
a nadie ni nada. Al contrario, lo único que he sentido ha sido compasión
hacia todo el mundo y por todo.
Desde el principio mismo debí de haberme ejercitado en no desear
nada demasiado ardientemente. Desde el principio mismo, fui
independiente, pero de formafalsa. No necesitaba a nadie porque quería ser
libre, libre para hacer y dar sólo lo que dictaran mis caprichos. En cuanto
esperaban algo de mí o me lo pedían, me plantaba. Esa fue la forma que
adoptó mi independencia. En otras palabras, estaba corrompido, corrompido
desde el principio. Como si mi madre me hubiera amamantado con veneno,
y, aunque me destetó pronto, el veneno permaneció en miorganismo. Parece
ser que, incluso cuando me destetó, me mostré completamente indiferente;
la mayoría de los niños se rebelan, o fingen rebelarse, pero a mí me
importaba un comino. Era un filósofo, siendo todavía un niño de mantillas.
Estaba contra la vida, por principio. ¿Qué principio? El principio de la
futilidad. Todos los que me rodeaban luchaban sin cesar. Por mi parte,
nunca hice...
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