Trabajo Infantil En Africa
Amadou Djamba es trabajador social en Ioba, una de las principales regiones emisoras de emigrantes de Burkina Faso hacia las plantaciones del país vecino, Costa de Marfil. Le indigna que las familias de la zona no denuncien la desaparición de un hijo y que, en cambio, revuelvan cielo y tierra cuando el desaparecido es un cordero.Si los padres no dan la voz de alarma, los niños esquivan con facilidad el puesto de la gendarmería y buscan un medio de transporte para llegar al punto de encuentro fijado por los traficantes.
Gracias a las campañas de sensibilización, los transportistas saben que no deberían aceptar en sus vehículos menores no acompañados, pero las cosas no son tansencillas en África. Un conductor de la misma región, que colabora con los comités de vigilancia contra el tráfico de menores se lamenta: “Cuando me niego a transportar a un niño rumbo a las plantaciones, a los ojos de la familia me convierto en el malo que le impide una vida mejor. ¿Qué debo hacer?”.
Una vez quelos niños logran reunirse conTrabajo infantil2 los traficantes, estos contratan un autocar para atravesar la frontera. Al otro lado, Vincent Bai Falle es el último obstáculo que los traficantes deben salvar antes de colocar a los niños en las plantaciones. Es comisario de policía de una región receptora de mano de obra, Soubré, que produce la tercera parte del cacao de Costa de Marfil, el primerproductor mundial. En ocasiones, cuando ha interceptado un autocar cargado de niños ha tenido que alojarlos en los locales de policía y alimentarlos de su bolsillo durante varias semanas hasta que ha resuelto la repatriación: “En estos casos, los niños se convierten en un asunto personal del comisario”. Este funcionario está convencido de que, con esta escasez de medios, otros policías harían lavista gorda ante un autocar cargado de niños.
Todos ellos están en la trinchera contra el tráfico infantil, un puesto nada cómodo en la realidad africana. Las situaciones de los párrafos anteriores, inconcebibles desde nuestros estándares de protección a la infancia, tienen una explicación común: en un continente donde un sexto de la población escrónicamente pobre, muchas frágiles economías familiares necesitan desesperadamente lo poco que ganan los niños.
África subsahariana tiene el índice más alto de niños que trabajan: el 26% de los menores de entre 5 y 14 años, según la Oficina Internacional de Trabajo (OIT), frente al 5% de Latinoamérica y el 18% de Asia. Y lo que es peor, es la región que menos ha avanzado en sureducción. En países como Burkina Faso el porcentaje de niños trabajadores se dispara al 50%. Sin embargo, las organizaciones internacionales no aspiran de momento a que los niños africanos dejen de trabajar, y menos aún en los campos familiares. Han aceptado que es económica y culturalmente inalcanzable por ahora. El objetivo prioritario es que no trabajen contra su voluntad, engañados, explotados o encondiciones peligrosas.
Tales son a grandes rasgos, las que la OIT considera “peores formas de trabajo infantil”, y que afectan al 50% de los 216 millones de niños trabajadores a nivel mundial. Este organismo, dependiente de Naciones Unidas, se ha marcado como reto erradicarlas para 2016. Sus formas...
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