TRABAJO PRÁCTICO DE CATEQUESIS
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América Latina atraviesa actualmente un fuerte proceso de empobrecimiento en grandes capas de su población. La magnitud de este fenómeno y los efectos contradictorios de la globalización hacen urgente un replanteamiento de las políticas de desarrollo social y un mayor compromiso de la sociedad europea.
En América Latinalas relaciones entre globalización y pobreza son palpables. Las acciones conjuntas del Estado, las ONG y la cooperación al desarrollo han sido insuficientes hasta ahora para garantizar a la población una vida digna. El acceso a los servicios básicos de educación, salud y vivienda es cada vez más incierto. La mayoría de los países latinoamericanos han adelantado reformas estructurales en laspolíticas sociales, buscando una mayor eficiencia, descentralización y un papel menos pronunciado del Estado. Los efectos de estas reformas sobre la cobertura y la calidad de los servicios son controvertidos. Si bien la cobertura ha aumentado, también crecieron los costos para el usuario, en un contexto de rápido empobrecimiento social. De hecho, una parte creciente de la población está siendo excluida.El logro de las siete u ocho "Metas del Milenio" para el desarrollo social está aún remoto.
La dignidad humana es un valor evangélico que no puede ser despreciado sin grande ofensa al Creador. Esta dignidad es conculcada, a nivel individual, cuando no son debidamente tenidos en cuenta valores como la libertad, el derecho a profesar la religión, la integridad física y psíquica, el derecho a losbienes esenciales, a la vida. Es conculcada, a nivel social y político, cuando el hombre no puede ejercer su derecho de participación o está sujeto a injustas e ilegítimas coerciones, o sometido a torturas físicas o psíquicas, entre otros.
Sólo la aceptación y el seguimiento de Jesucristo nos abren el camino hacia la dignidad humana, ya que ésta radica en la gratuita vocación a la vida que el Padrecelestial va haciendo oír de modo nuevo, a través de los combates y las esperanzas de la historia. Al luchar por la dignidad nos unimos a otros hombres que siguen la luz del espíritu que el creador les ha dado. Así sentimos la necesidad de cumplir una audaz profesión cristiana y una eficaz promoción de la dignidad humana y de sus fundamentos divinos.
Pero la dignidad del hombre verdaderamentelibre exige que no se deje encerrar en los valores del mundo, particularmente en los bienes materiales, sino que, como ser espiritual, se libere de cualquier esclavitud y vaya más allá, hacia el plano superior de las relaciones personales, en donde se encuentra consigo mismo y con los demás. La dignidad de los hombres se realiza aquí en el amor fraterno, entendido con toda la amplitud que la ha dadoel Evangelio y que incluye el servicio mutuo, la aceptación y promoción práctica de los otros, especialmente de los más necesitados.
De esta dignidad surge la exigencia de comunión y participación. Si sobre el plano trascendente se realiza en plenitud nuestra libertad por la aceptación filial y fiel de Dios, entramos en comunión de amor con el misterio divino; participamos de su misma vida. Locontrario es romper con el amor de hijos, rechazar y menospreciar al Padre. Son dos posibilidades extremas que la revelación cristiana llama gracia y pecado; pero éstas no se realizan sino extendiéndose simultáneamente a los otros dos planos, con inmensas consecuencias para la dignidad humana.
El pecado nace de la actitud de egoísmo, de orgullo, de ambición y envidia que generan injusticia,dominación, violencia a todos los niveles. Debemos liberarnos de este pecado, porque destruye la dignidad humana, nos liberamos por la participación en la vida nueva que nos trae Jesucristo y por la comunión con Él.
La Iglesia tiene obligación de poner de relieve ese aspecto integral de la Evangelización, primero con la constante revisión de su propia vida y, luego, con el anuncio fiel y la denuncia...
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