Trabajo pr ctico

Señor Juan, el Bueno:
Por la presente le solicito a Ud. que me asile, de por vida, creo. La acabo de decir la verdad a Pedro II, el que odia a todo aquel que ose metersus narices en su reino. Él se lo tomó a mal. Le acabo de decir quién y cómo mató a su querida hija Estefanía. Antes de que saque conclusiones por adelantado, yo no lo hice.Le contaré la larga historia que me obligó escribirle esta carta:
Yo, como buen limpiador que soy, estaba realizando mi recorrido diario de todas las salas del castillo,con mi revólver cargado. De repente escuché un grito para nada femenino proveniente de la sala de mi derecha, la sala de lavandería. Cómo yo pensaba que las mujeres eran unaccesorio de limpieza, un grito agudo podría ser efecto de ver una cucaracha; pero este grito fue diferente.
Entré inmediatamente, y el mismísimo hijo del Rey, estaba apunto de apuñalar a su hermana. Disparé sin pensar. De haber recordado mi pésima puntería, no lo hubiese hecho. Fallé en el tiro, y dicho hijo, apuñaló fácilmente aEstefanía. Pasé la noche en vela recostado contra la pared del dormitorio de la máxima autoridad, y, ni bien se despertó, le conté todo. Ahí me enteré de la verdad. Él la iba aasesinar con sus manos, pero cómo tenía cosas más importantes que hacer, le encargó la tarea a su hijo. Sus últimas palabras que yo escuché fueron:
“Mire, yo le encargué aPedro III que lo haga, y Ud., al intentar detenerlo, quedará vetado de por vida de este Reino. Mientras me prepare, va a tener tiempo de huir. Pero, antes de hacerlo, recuerdeque nadie escapa al gran Pedro II”.
Acá estoy, huyendo, dejando pistas falsas e intentando refugiarme en tu reino.
Mis afectos,
El Encargado de Limpieza