Trabajo social y filosofìa social. reflexiones en torno a nuestra formación

Filosofía Social y Trabajo Social.
“Son cosas chiquitas, no acaban con la pobreza, no sacan del subdesarrollo,
no socializan los medios de producción, no expropian las cuevas de Alí Babá.
Pero quizás desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos.
Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla aunque seaun poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”
Eduardo E. Galeano[1]

Existe para nosotras una cuestión fundamental a tener en cuenta: queremos descartar los conceptos y las prácticas normalizadoras y adaptativas, tratando en lo posible, de no dejarnos actuar por el hábitus, intentando legitimar el hacer del TS[2] desde unaintervención crítica antes que reproductiva, a través de la apuesta a la dimensión ético política.

Desde aquí nos situamos en relación a la intervención profesional del Trabajo Social, desde una comprensión del momento actual en el marco del neoliberalismo, en un contexto de crisis: de un modelo económico, crisis de pensamiento, crisis de subjetividades en la vida cotidiana, crisis de losmodelos de intervención social que se ven imposibilitados de dar respuesta a las problemáticas existentes, ante un OMP cada vez más injusto e inequitativo, que apela cotidianamente a la criminalización de la pobreza y la exclusión.

En este contexto, cabe destacar que el fenómeno de la globalización –instaurada a lo largo y a lo ancho del OMP mundial- acentúa los rasgos centrales del modo deproducción capitalista, fundamentalmente en lo que hace a la ubicación del mercado como organizador social, a partir de la defensa de los derechos del consumidor, otorgando un supuesto tratamiento igualitario reforzando con ello la desigualdad. Los consumidores son socializados para consumir desde el nacimiento. La sociedad moderna integra a sus miembros como consumidores. Para ser reconocidos conforme auna economía de mercado.

Desde esta perspectiva se confirman y se convalidan sus usos y costumbres, contribuyendo a la formación de “consumidores fallidos”. Los “pobres” -gente que no tiene ingresos decentes, tarjetas de crédito, ni perspectivas de un futuro mejor- no están en condiciones de acceder.
Entonces, son vistos como “incivilizados” (a los que hay que “civilizar”, y el TS con susintervenciones desde el OMP se encarga de ello) porque los miembros “decentes” y “normales” de la sociedad -los consumidores- no quieren nada de ellos. Nadie los necesita.

Estas sociedades del consumo estarían mucho mejor si no existieran. Por ello se los invisibiliza, categorizándolos como “victimas lejanas-próximas”.
Aquí opera la adiaforización y muchas veces un resentimiento que se tornaviolento.
La incapacidad de consumir constituye la exclusión. Entonces, consumir más es el único camino hacia la inclusión social.

La desocupación y las nuevas formas de pobreza reinstalan en nuestra sociedad problemas sociales estructurales. La fragmentación de la sociedad naturaliza lo cotidiano. La exclusión se vuelve invisible.

Es aquí que emerge la centralidad de la Cuestión Social.Cuestión social que adquiere formas nuevas y nuevas maneras de manifestarse.
Estas manifestaciones que se cristalizan por medio de la vulnerabilidad, la desafiliación, la marginación, la fragmentación, el debilitamiento de sostenes relacionales, la desocupación, alteran significativamente las condiciones de vida de las personas y constituyen dimensiones que deben ser incorporadas por los y lasTrabajadores Sociales.

Es decir, que a nuestro entender, de lo que se trata es de desentrañar los problemas instituidos para redefinirlos a partir de interrogarse sobre: quiénes, por qué y cómo los han construido. En definitiva, es dar cuenta de la concepción y de las formas que adquieren dichos problemas en cada momento histórico general y particular, que posibilite la comprensión y explicación de...