Trabajo Social

Amor y límites en la educación familiar
por Padilla, Eduardo J. · Comentar
En los tiempos en que la ciudad de Londres comenzaba, o terminaba, donde todavía hoy se levanta imperturbable la Torre (the Tower), los padres llevaban a sus niños pequeños hasta el hito –una piedra– que indicaba ese límite. Allí les daban algunos golpes con un palo y les decían: “recuerden que no deben pasar de aquí”.La vida sobre esta tierra era más breve que la de hoy y se ve que no se quería perder el tiempo con enseñanzas algo más pedagógicas y menos drásticas. Pero la idea que se impartía era: “a partir de esta línea estarás en peligro porque ya no habrá quien te proteja; no la debes transgredir porque en ello puede ir tu vida y estos golpes son nada en comparación con los que podrías recibir allíafuera”.

Antes de continuar desarrollando la idea de la necesidad de límites claros en y para la vida, querríamos dejar sentado que el 60% de los casos de abuso emocional del niño no son aquellos en que los mayores lo burlan, descalifican, sobreexigen o no exigen nada, o usan como proyectiles en sus guerras maritales u otras, sino cuando lo descuidan o abandonan emocionalmente. El verbo que describeesto en inglés es “to neglect”, que a su vez proviene del latín “negativo” y “ligamen” (nec y legere). Nos parece interesante llamar la atención sobre esta palabra en el idioma hoy universal (o global), porque por sí sola explica más que las nuestras afines. No se trata de “abandonar” los estudios o de “descuidar” el auto: se está afectando un vínculo indispensable para un crecimiento sano,inclusive para el desarrollo corporal y el cerebral.

Y no hablamos de cualquier vínculo sino de uno primordial. El célebre psicoanalista inglés John Bowlby llamó attachement a esta forma en que los seres humanos nos vinculamos con otro, considerado más fuerte y más sabio, desde el primer instante y a través de toda la vida. Sería largo explayarse sobre este concepto pero baste decir que ha sidoparadigmático para explicar los pasos primeros y los posteriores del desarrollo humano, no sólo desde el punto de vista psicológico, incluyendo los planos cognitivos y los emocionales, sino, como lo dijimos, también el del desarrollo del cuerpo mismo. Un cerebro necesita de otro cerebro para crecer, como tan brillantemente lo expone entre nosotros Antonio Battro.

Hace ya décadas que Spitz describiólo que denominó “hospitalismo”. Los lactantes que recibían sus biberones con un sistema mecánico, por lo tanto sin ser levantados en brazos, misteriosamente se desnutrían progresivamente hasta inclusive morir. Así pues, el primer y último límite necesario es el de unos brazos que nos sostengan, contengan y amen. Este es el punto de partida del concepto: poner límites es básicamente una expresión deamor y la consecuente protección de lo amado, tal como sucedía, a su manera, también con los niños londinenses que mencionamos al principio. Es importante subrayarlo porque es frecuente oír que muchos padres temen ser muy severos o ser “frustradores” (“castradores”, como se los llamó en un idioma post psicoanalítico) si hablan de “poner límites” a los hijos, cuando es precisamente ésta unaresponsabilidad derivada y ligada al amor por ellos.

Sabemos que en la práctica, aun conscientes del amor sentido, esto de “poner límites” no resulta tan sencillo de aplicar porque muchas veces estamos muy confundidos sobre hasta dónde se puede ir o hasta dónde es bueno llegar, y las reglas del juego parecen cambiar minuto a minuto dejando la sensación de que absolutamente todo pasa a ser rápidamenteanticuado. A este punto, conviene recordar que no es lo mismo anticuado que antiguo, y por lo tanto, no por ser viejísimas ciertas normas debieran dejar de tener tanta presencia existencial como la Venus de Milo, las Pietá de Miguel Ángel o el número Pi.

Pero éste no es sólo un ejercicio destinado a los adultos con los niños o los adolescentes, sino también de los adultos entre sí, como en...